Capítulo 14

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De verdad no podía creer que mi hermano, la única persona en la que siempre había creído, la única en que me había apoyado siempre, fuera tan cruel conmigo. Era como si hubiera esperado el momento en el que más me duele para traicionarme. Porque no podía ser de otra forma. Drake estaba muerto. Nadie podía decir lo contrario. ¡Dios! Drake murió en mis brazos, rogándome con la mirada que no lo dejara morir solo. ¿Cuál era la idea de decirme que estaba vivo, si yo sabía muy bien que no era así? Lo único que se me ocurría ante eso es que mi hermano, mi mellizo, había decidido infundirme falsas esperanzas para dañarme aún más cuando por fin aceptara que Drake estaba muerto.

¡Pero no me iba a dejar engañar!

Sabía que Drake estaba muerto. Su última voluntad había sido que le diera el último beso... Me había dicho que me amaba. Yo le había dicho que lo amaba. Pero eso no importaba ya. Para nosotros ya todo había terminado, por fin y de una vez por todas. Terminamos. Él murió, y yo no puedo seguirlo allí donde sea que hay ido. Si es que fue a alguna parte... Quería creer que sí, pues se me hacía inconcebible la idea de que él hubiera dejado de existir, tal como me pasaría a mí si intentaba seguirlo después de la muerte.

¡No quiero ser un maldito ángel de la muerte!

Yo nunca había querido ser una esclava de la Gran Zorra. Me había convertido en lo que soy harán unos trescientos años, por culpa de una traición, perpetuada también por mi hermano, aunque ésta fue por parte de mi hermano mayor, Liam, quien vendió mi alma y la de Jehan a la Muerte con tal de volverse inmortal.

Ese...

Respiré profundamente intentando calmarme para no perder los estribos como siempre que pensaba en lo que me había hecho Liam. Recordé la venganza que tuvimos Jehan y yo y eso me calmó un poco, pero ya no era tan efectivo como antes: ahora Jehan también me había traicionado y, con Drake muerto, estaba completamente sola... para toda la eternidad. ¡No era justo!

Golpeé la pared de la callejuela en la que me encontraba y me magullé la mano, pero pasé por completo del dolor y seguí caminando por entre las calles como una sonámbula, sin darme cuenta de hacia dónde iba. No me importaba, lo único que importaba era poner la mayor cantidad de distancia entre mi persona y el traidor de mi hermano... Aunque tampoco quería regresar, ni en broma, al lugar en donde Drake había muerto. Había pasado hacía demasiado poco tiempo, no sería capaz de soportarlo. Me quebraría incluso antes de poder acercarme a las cenizas de la casa.

Agité mis alas con furia y me elevé varios metros del piso. Una chica de unos 13 años se me quedó mirando largo rato y yo fruncí el ceño. ¿Por qué me miraba tan fijamente? No debería ser capaz de verme. Se suponía que en esa forma yo era invisible a los ojos humanos, pero al parecer ese chica me podía ver con toda claridad, pues estaba demasiado embobada mirando el lugar exacto en el que me encontraba.

Volé lo más rápido que me permitían las alas y me di cuenta de que mucha gente se me quedaba mirando por largo rato...

No podía ser.

Frené en el aire de golpe mientras caía en la cuenta de que no era invisible. Los humanos podían verme con toda claridad. Joder, eso no debería ser posible, pero al parecer todas las cosas imposibles estaban sucediendo como si nada en el último tiempo. ¡Maldita sea! No entiendo nada. Primero Drake era un humano y yo creo un vínculo con él por ser el fenómeno más extraño con el que me he encontrado en toda mi larga existencia. Después comienza a transformarse en un ángel de la muerte mientras yo me transformo poco a poco en humana (¿?). Ahora él había muerto y yo soy traicionada por mi propio hermano, mi mellizo... Y los humanos pueden verme, porque por alguna casualidad de la vida, de la noche a la mañana me volví visible.

Traición (Crónicas del Nigromante 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora