Traición (Crónicas del Nigromante 2)

Capítulo 20

-¿Por qué no me lo habían dicho antes?- le pregunto a Josh después de estar toda la noche y la mitad del día apoyada en su regazo llorando. No había dicho ni una palabra, y él tampoco, sino que simplemente se limitó a hacerme compañía y a consolarme en silencio, cosa que agradecí mucho. En ese momento las palabras sobraban, ninguna de ellas habría podido aliviar mi dolor. Es más, lo habría agravado.

Pero no. Josh parecía saber perfectamente qué hacer para que no me sintiera tan miserable como debería haber estado sintiéndome. Es decir, mi padre creía que yo sabía desde antes que él había muerto y que me había regocijado en refregárselo por la cara, y aunque no fuera así, Josh me explicó que mis palabras habían dado a entender justamente eso. De hecho, mi padre sigue pensando eso, pues aún no habíamos tenido la oportunidad de hablar después de eso. Ni siquiera lo había visto, y no puedo pedirle a Josh que lo busque, pues, según él me explicó, él sólo puede oírlo, no verlo ni sentirlo.

-Pensábamos que ya lo sabías... Y nos quedamos e piedra cuando comenzaste a hacer comentarios tan chocantes...- afirma Josh con calma, como no queriendo alarmarme. Otra lágrima corrió por mi mejilla, pero la limpié de un manotazo y respiré profundamente para poder clamarme de a poco.

-Pero yo no lo sabía- digo en un desesperado intento por convencer a Josh de eso. Lo miré a los ojos y vi un infinito amor por mí. Jamás me lo habría imaginado de uno de los mejores amigos de mi hermano, pero así era.

-Amanda, eso lo sé- me dice él tomando mi cara entre sus manos.- No tienes que convencerme de nada, pues no solo te creo, lo sé. Ahora sólo debes hablar con tu padre y vamos a estar muy bien.

-Mi padre...- digo recordando cómo mi mano había traspasado su hombro limpiamente. Las lágrimas volvieron a inundar mis ojos y varias de ellas cayeron sin prisa por mis mejillas. Podía soportar el hecho de que mi hermano pequeño hubiera cambiado tan drásticamente que ahora ya ni siquiera es humano, que la Muerte haya secuestrado a mi madre, pero no podía soportar la idea de que mi padre había muerto. Simplemente no podía.

Cuando habíamos hablado acerca de eso, él me dijo que existía una posibilidad de que mi madre también estuviera muerta, pero yo no quise ni oír hablar del asunto. Necesitaba tener la ilusión de que ella todavía podía estar viva. No podía perder a mi padre y a mi madre. Sería demasiado para mí. No soy lo suficientemente fuerte como para soportar tanto dolor. Porque es mucho dolor. Jamás pensé que sería capaz de sentir un dolor aún más fuerte que el que la Muerte me impartió, pero ni siquiera éste se compara con lo que estoy sintiendo en este momento, pues aún cuando quiero negarlo, sé en o más profundo de mi ser que mi madre ya está muerta.

-Tú padre está muerto, pero puedes verlo y hablar con él- afirma Josh con dureza obligándome a mirarlo directamente.- No digo que por el hecho de que puedas hablar con él esté menos muerto, pero tú tienes un privilegio que muchos desearían tener con tanto fervor que harían cosas horrendas solo para saber lo que tú sabes: que después de la muerte sí hay una nueva vida y que el lugar al que vas es un lugar mejor.

Yo me quedé de piedra al escuchar a Josh diciéndome exactamente lo que quería escuchar. Lo que necesitaba escuchar. Mi padre estaba muerto y ya no podía hacer nada para cambiar aquel pequeño detalle, pero él no había dejado de existir, sino que él estaba aquí como un espíritu que esperaba el momento oportuno o la ayuda necesaria para pasar al Otro Lado: un lugar mejor donde están todos lo que mueren.

-Gracias- murmuro secándome las lágrimas que no había notado que caían por mis mejillas. Josh me mira sorprendido y luego sus ojos comenzaron a transmitir toda la intensidad que tenía dentro.- Josh...

Mi corazón comenzó a latir mucho más rápido y me di cuenta de que Josh estaba a punto de besarme. El momento no era el más oportuno. No era una situación apta para dejar nacer y crecer el amor, pero eso no me importaba en absoluto. Incluso llegué a olvidarme por un segundo de mi padre. Lo único que importaba era Josh. Él era lo único importante en este mundo: él y sus labios. Necesitaba sentir sus labios sobre los míos.