QUÉDATE A MI LADO

ELLA NO ME QUIERE

NARRADOR
A la mañana siguiente Wheein despertó en una comisaría, había llegado a dar en ese lugar por suerte, denunció lo que había pasado y le dieron permiso para que se refugiara por la lluvia y le brindaron una cobija porque estaba temblando de frío.

Salió de la comisaría y caminando se dirigió al local que para su suerte habían comprado. Al llegar el hombre le dio la llave sin problemas, sabía quién era Wheein con tan sólo mirarla pero se veía un poco extraña.

- ¿Está segura que es Jung Wheein?
- No parece porque estoy en mi peor momento, pero si soy yo.
- Como diga señorita.

[...]
Los días pasaban y Hwasa se dedicaba después de la escuela caminar buscando a Wheein, no sabía que había pasado con ella a pesar de que le prometió visitarla.

- Hey ¿qué haces por aquí?
- ¿Wheein?
- La misma en carne y hueso.
- Te extrañé mucho.- la abrazó.
- Eso sonó lindo, gracias pequeñita. Yo justo me dirigía a tu casa a ver si estabas ahí.
- Yo también te estaba buscando.
- Bueno, ya que nos encontramos te invito a comer algo ¿qué quieres?
- Un helado.
- Un helado para la pequeña. Andando.

Wheein con cuidado tomó su mano para que no se perdiera en ningún momento y así llegaron a una heladería.

- ¿Cómo va la escuela?
- Bien.
- Me alegra oir eso.
- ¿Y tú?
- Los policías encontraron a los delincuentes y recuperé todas mis cosas para mi buena suerte. Felizmente mi dinero estaba en tarjetas de crédito, no he perdido nada gracias a Díos.
- Tienes mucha suerte Wheein.
- Se podría decir que si.- suspiró un poco desganada.

Hwasa sabía el por qué del suspiro así que lo mejor era cambiarle de tema:
- ¿Y la tienda?
- Ya fue la inauguración, he estado a full por el momento y hoy me di el día para buscarte, contraté a algunas personas.
- Me alegra saber eso, yo quería ir a la inauguración por los dulces.
- Pues estábamos dando caramelos, te ganaste el helado.
- Esto está mejor.
- ¿Y tu mamá?
- Trabajando como siempre, por eso estoy por aquí.
- Es peligroso que andes sola Hwasa.
- Sólo salgo en las tardes después de clases.
- Bueno... creo que debo llevarte a casa porque si tu mamá no te ve somos mujeres muertas.
- No creo que le importe.
- Si le importa pequeña, es tu mamá, se preocupa por ti mucho.
- Si lo hiciera no estaría ignorando mi presencia.
- Es sólo el trabajo.
- No me quiere, creo que sólo espera que crezca más para botarme.
-No digas eso, no es verdad.
- Si lo es.