V.

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TEPOZTLÁN MORELOS, MEXICO.


TIEMPO ACTUAL.


(MERCADO).

Las manos le temblaban.


¿Qué había sido eso?


¿Cómo había sucedido aquello?


¿Por qué ese niño?.


Tamara quería llorar, todos la veían, y la mayoría con una sonrisa burlona en el rostro. Pero ellos no sabían aquel torbellino de emociones que había en su interior. Ellos no se imaginaban que, Tamara la chica más seria y responsable de aquel lugar, estaba poniendo los ojos en alguien prohibido.


"Maldita sea Tamara deja de pensar gilipolleces" se regaño a sí misma y se auto convenció de que nada de eso era cierto.


Pero cuando vio sus ojos algo le decía que, los conocía desde siempre. Y eso la confundía demasiado, no entendía por qué su corazón de repente latía más rápido de lo normal cuando lo veía.


-Tami... ¿Estás bien hija?-


Los dedos de sus manos hormigueaban, y el aire no le era suficiente, de repente todo se empezó a tornar borroso. Estaba hiperventilando.


Sintió sus piernas flaquear, y espero a que su cuerpo se diera un buen golpe, pero eso nunca sucedió. Los brazos de su padre la sostuvieron y la llevaron dentro.


-¡Tamara! ¡Oh Dios mío!-Su madre grito y corrió hacia ella.


-Ma-má, no... lo quiero-Tamara dijo entre lágrimas.


Había aguantado demasiado, y su cuerpo no lo estaba resistiendo, tarde o temprano aquello le iba a cobrar factura.


Y todos los que habían presenciado aquello se habían preocupado, al verla tan vulnerable. Y a los ojos de los demás era un poco gracioso ver como una joven como Tamara se pusiera mal solo porque un niño le había regalado un chupetín.


[...]


Por la tarde Tamara había sido llevada al doctor de confianza de su familia, estaban ansiosos por que llegara su turno, y no tardó mucho para que eso pasará, pues vieron salir a las personas que estaban en el consultorio, seguidos por la voz del doctor que gritaba el nombre de Tamara.


Se sentaron y miraron al doctor con seriedad. Tamara lo conocía muy bien el doctor Fernández, era muy conocido en su pueblo, siempre era atento y muy bueno en su trabajo. Y era el doctor que había operado a su madre para que ella naciera.


-Hola Tamara- La saco de su ensoñación-¿Que os trae por aquí?


-Pues vera doc.-María se adelantó


-Estas muy pálida-El doctor Fernández hablo nuevamente. -No me gusta tu color, y la resequedad de tu cabello.


Tamara se sintió apenada, y es que eso era debido a que toda la semana la había pasado fatal. Había dormido muy poco y casi no comía.


El doctor Fernández se acercó a ella y la miró de frente, enredó sus brazos y se recargo sobre su escritorio, a la espera de que su paciente hablará pero eso no pasó. Se acercó a ella y con su linterna miró sus ojos y los examinó.


-Tienes inicios de anemia- Dijo -¿Es muy dura la universidad?


-Apenas y he dormido en la semana- Tamara resopló. -Y de las comidas ni hablamos.


-Bueno, pero debes hacer un esfuerzo por alimentarte, yo también estuve en tu lugar y créeme sé que no es agradable, pero haz el intento-


-Lo tomaré en cuenta gracias-

Amor Ilegal.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora