¡ veintidós !

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Jisung sintió como su corazón palpitaba acelerado cuando Minho dejó la habitación. Se sentía tan caliente y necesitado que el odio por la persona que osó a tocar el timbre de su hogar creció en su interior con velocidad. 

De todas formas, poco pudo pensar en su enojo cuando las voces de Minho, Chris y Felix se colaron por sus oídos. Si el hecho de ser interrumpidos era malo, era aún peor que la persona que lo haya hecho sea Christopher.

Se dirigió al baño con rapidez, rogando que ni su mejor amigo ni el hermano de Minho lo viesen en el deplorable estado en el que se encontraba. Abrió la ducha y dejó el agua correr durante unos segundos hasta que la temperatura estuvo lo suficientemente caliente. No tenía realmente intenciones de bañarse en ese momento, pero podría excusarse con que estaba haciéndolo cuando los muchachos llegaron y por eso no fue capaz de recibirlos.

No tardó mucho, sabía que Chris estaría bastante molesto por tener que esperarlo junto a Minho y su hermano, hablando sobre temas que no le importaban en lo más mínimo. Se colocó el pantalón y la camisa que había utilizado para ir al trabajo, no queriendo ir a buscar a su habitación otra ropa para utilizar. Peinó su cabello con la toalla y salió del baño renovado, o al menos eso quiso pensar. Sus mejillas ya no estaban rojizas, su cabello no se pegaba a su frente por el sudor y su pecho subía y bajaba con tranquilidad.

—Por fin —canturreó Chris, cuando vio a Jisung por fin aparecer en la sala de estar.

—Me estaba bañando.

—Sí, escuché cuando abriste la ducha —dijo, acomodándose en el sillón y entregándole una mirada bastante indignada.

Los ojos de Jisung buscaron con necesidad los de Minho, encontrándolos posados en él y mirándolo con cariño. Le sonrió con pena y se fue a la cocina para buscar agua y vasos que ofrecerle a sus huéspedes. Además, tomó de la alacena junto a la heladera un paquete de tortitas que puso en un plato y llevó a la sala de estar. Pudo pispear los ojitos emocionados de Felix.

—Tengo jugo exprimido de multifruta, ¿querés que te traiga uno? —preguntó, a sabiendas de que guardaba ese jugo para sus tardes de dulces.

—¿De verdad? Si no es mucha molestia sí, me gustaría tomar uno —respondió Felix—. ¿Puedo, Minho?

Jisung observó al mayor de reojo, viendo como sus mejillas se coloreaban de un ligero rosado. Le daba pena que tanto Han como Chris vean ese lado de ellos, esa forma de preguntarse mutuamente si podían permitirse o no algo que querían.

—Sí, Lixie.

—Gracias... 

Jisung frunció el ceño y fue en busca del jugo para Felix, volviendo al instante y ganándose la mirada contenta del hermano menor de Minho.

—¿Cómo están las cosas? —preguntó Jisung, arrimando un banquito de chapa que había en un rincón de la sala a la mesa del centro.

Chris se encogió de hombros.

—Seungmin y Hyunjin volvieron a pelear, ahora está con un chico llamado Changbin. Quería pedirte perdón por lo del otro día.

—Ah, bien —respondió Jisung desinteresado, a decir verdad, él no quería tener esa conversación, menos frente a los hermanos Lee.

—Jisung, de verdad lo digo. Sólo me preocupaba que Minho te lastimase y quería cuidarte.

—Me lastimaste más intentando cuidarme, Christopher. No es tu trabajo, no soy tu hijo.

—Sólo quería lo mejor para vos. 

Jisung rodó los ojos y tomó la mano de su mejor amigo, llevándolo con él hacia su habitación para poder tener una conversación en privado.

—¿Cómo podrías saber qué es lo mejor para mí si tu vida es un desorden?

Chris apretó los labios, un tanto molesto por la forma en la que Jisung le reprochaba todo lo que había hecho. Aunque entendía que había utilizado palabras que lastimaron al menor, y que a él no le correspondía ir detrás de él para asegurarse de que estuviese bien, nunca lo hizo con una mala intención.

—Porque siempre pensé que yo era lo mejor —respondió con simpleza—, aunque sé que nunca lo sentiste así.

Los labios de Jisung se curvaron hacia abajo.

—No digas eso, Chris...

—¿Por qué no? ¿Te duele no corresponderme? Está bien, Sung. Amo verte feliz, y hasta donde sé, Minho está haciendo un buen trabajo ganándose tu corazón.

—Channie...

—Te amo, preciosura. Y sabes que siempre voy a estar para lo que necesites —tomó el rostro de Jisung entre sus manos y lo acercó al suyo, dejando un suave beso sobre su frente que le transmitió todo el cariño que sentía por él—. Pero no quiero que me veas como una molestia o alguien en quien no puedas confiar. Si Minho te lastima, voy a ser el primero en tirarlo por la ventana.

—¡Chris! —dijo Jisung asustado, robándole una risita al mayor.

Abrazó a su mejor amigo con devoción, reposando su mentón sobre el hombro del mayor. 

—¿Ya estamos bien?

—Estamos bien —respondió Jisung, y se separó del abrazo—. ¿Cómo están las cosas con Felix?

—Es muy inteligente —aseguró Bang con rapidez—, y demasiado educado. Pide permiso para todo, hasta para abrir la heladera y tomar un poco de agua. Hace días que no lo veo como gatito —su tono de voz bajó un poco, no creyendo las palabras que salían de su boca—. Dios, parece que acabo de escapar de un manicomio diciendo eso. Pero sólo en las noches... es un gatito.

Jisung ladeó el rostro.

—Minho tampoco es uno desde hace rato. Quizás cuando voy al trabajo, pero no lo creo. Tengo que admitir que no extraño ni un poquito esas garritas filosas clavándose en mi sillón.

Chris soltó una risotada.

—Bokie era un gatito hermoso, pero Felix también lo es. Creo que... que él y Minho son muy suertudos de tenerse.

—¿Estás diciendo lo que creo que estás diciendo?

—No te hagas ideas, Han. Pero no tengo problema con darle un techo y comida.

Jisung sonrió.

—Debe estar muy agradecido.

—Lo dice todos los días, siempre que puede. 

Luego de su corta conversación, volvieron a la sala de estar, donde tanto Minho como Felix los recibieron con miradas interesadas.

—¿Por qué no se quedan a cenar y pedimos pizza? —ofreció Jisung, pero al instante, los hermanos Lee se negaron.

—Podemos cocinarla nosotros, somos muy buenos —dijo Felix, recibiendo la aprobación de todos los presentes para llevar a cabo su idea.

Antes de que Minho se dedicase plenamente a cocinar junto a su hermano, Jisung lo tomó por la muñeca y lo atrajo hacia su cuerpo, tomando por sorpresa al pelinaranja cuando sintió un suave beso ser dejado sobre sus labios.

—Te quiero, gatito.

Las mejillas de Minho se tiñeron de rosado.

—¡No digas eso, Sunny! Siento que mis piernas van a dejar de funcionar.

Jisung soltó una carcajada.

—A la noche tenemos que hablar, hay cosas que quiero que aclaremos. ¿Sí?

La sonrisa en el rostro de Minho se borró casi al instante pero asintió.

—Está bien, solecito.

Luego de dejar un beso en la nariz de Jisung, se separó de él con el corazón latiéndole desbocadamente.



SCAREDY CAT ━ MINSUNGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora