SCAREDY CAT ━ MINSUNG

¡ veintiuno !

La jornada laborar de ese día había dejado a Jisung exhausto. Sentía como todo su cuerpo era tirado hacia el suelo, como si un peso invisible se hubiera apoderado de sus hombros. Tenía muchas cosas en las que pensar, desde Chris y Hyunjin hasta Minho y la forma tan alocada en la que su corazón latía cuando sus brazos lo rodeaban con fuerza.

Jisung se sentía querido, y aunque creía que quería alejarse, la realidad era completamente distinta. Se dijo a sí mismo que lo mejor sería cerrar su ciclo con Hyunjin —más que nada lo que su relación había significado para él— antes de empezar algo con Minho.

En ese momento, atascado en el tráfico, deseaba tener a Minho a su lado. Sentía la enorme necesidad de oír comentarios tontos y bromas sin sentido que hicieran del paso del tiempo algo rápido y ameno. Y bien sabía que la persona indicada para eso era Minho, que a pesar de ser diferentes en miles de sentidos, conjugaban a la perfección.

Jisung se reprimía a sí mismo por haberlo negado tanto tiempo, tantas veces. 

Llegó a su departamento varios minutos después, sus ojos pesaban y le fue imposible retener un bostezo. Mientras insertaba la llave en la ranura de la puerta, desajustaba el nudo de su corbata.

Al abrir, se encontró instantáneamente con el rostro sonriente de Minho frente a él.

—Sunny, hola. Estuve esperándote. 

Jisung sonrió suavemente y se acercó al mayor, dejándose agarrar por sus manos y buscando sus labios para dejar sobre ellos un corto beso. Se hubiera separado de no ser por el agarre fuerte y demandante que Minho ejerció sobre su cintura, acercándolo un poco más a su cuerpo. Volvió a unir sus labios con brutalidad, demandando un contacto al que Jisung no podía responder con facilidad.

Pero se sentía tan bien, sentir sus labios ser mordidos y succionados con enojo a la vez que las manos de Minho lo tocaban con tanto amor.

—Honnie —murmuró entre besos, llevando sus manos al pecho del mayor.

Los ojos oscuros de Minho se posaron en él.

—Te ves tan hermoso con tus labios rojitos, Sunny —dijo con una sonrisa—. Estoy seguro de que con marcas mías en todo tu cuerpo te verías aún mejor. 

Jisung sintió su cuerpo reaccionar a las palabras de Minho. Llevó una mano al cuello del mayor y lo acarició con devoción; sus ojos fijos en los gruesos y tentadores labios de Lee.

—¿Dónde me marcarías? —preguntó en voz baja, bastante cohibido pero no queriendo dejar las cosas ahí.

Minho sonrió, restregando levemente a Jisung contra su cuerpo.

—En tu cuello para que todos sepan que en casa hay alguien que te quiere demasiado y no planea compartirte —una de sus manos tomó el cuello del menor y lo apretó con suavidad, observando con detenimiento como los ojos del contrario se cerraban y sus labios se entreabrían, dejando escapar el aire de sus pulmones—. Y mordería tus piernas porque desde el primer día que te vi supe que quería enterrarme en ellas.

Las mejillas de Jisung tomaron un color rojizo, víctima de las palabras de Minho.

Minho soltó su cuello y lo tomó de los muslos, incitándolo a saltar y enredar sus piernas por su cadera. Jisung lo hizo al instante, buscando con necesidad los labios de Lee mientras este caminaba con cuidado hasta la habitación. 

Al entrar, Minho posicionó a su adorado solecito sobre el colchón con cuidado, abandonando sus labios sólo para besar la piel expuesta de su cuello. Terminó de quitarle la corbata y desabotonó su camina, observando el torso acaramelado repleto de lunares de Jisung.

—Nunca había visto a alguien tan hermoso —dijo Minho, mirando con sinceridad los ojitos redondeados de Han.

Dejó un corto beso en sus labios y llevó su boca al cuello y clavículas del menor, mordiendo, chupando y succionando a su antojo. Tal como había dicho minutos atrás, la piel de Jisung se llenó de marcas rojizas, demostrando que ya tenía alguien amándolo. 

—¿Estás seguro de esto, Sunny? ¿Estás bien con lo que estamos haciendo? —preguntó cuando sus besos llegaron al abdomen bajo del menor.

Jisung asintió frenéticamente. Lo deseaba tanto.

—Usá palabras, amorcito. Quiero estar completamente seguro.

El corazón se Han dio un brinco. Minho lo hacía sentirse seguro.

—Está bien, Minho. No pares.

Minho sonrió y besó la pancita plana de Jisung con suavidad, un detalle tierno que hizo que Han se derritiese en sus brazos. Minho desabrochó su cinturón y abrió el pantalón negro que utilizaba para ir al trabajo, dejando al descubierto la erección bajo su ropa interior. 

Jisung podía sentir la respiración tibia de Minho golpear contra su abdomen a la vez que llevaba una mano al cabello anaranjado del mayor para empujarlo contra su entrepierna porque su cuerpo pedía atención. Los labios de Minho a penas habían llegado a rozar la erección del menor cuando el timbre sonó con insistencia.

—Dios, no puede ser —se quejó Jisung, llevando las manos hacia su rostro y refregándolo con ímpetu—. No puede ser, no puede ser.

Minho sonrió con dulzura, tomando a Jisung por las muñecas y posicionándose sobre su torso.

—Podemos seguir después, Sunny. Ahora voy a ir a abrir mientras vos te arreglas, ¿sí?

Jisung asintió, y antes de que Lee pudiese levantarse de la cama, lo tomó por el cuello y unió sus labios en un beso lento. 

—Gracias, Min.

El nombrado le guiñó un ojo con diversión y se levantó, dispuesto a abrirle a la persona que osaba a interrumpir el mejor momento de su corta vida.

*perdonen no sé que pasó acá.