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Donna Thompson se caracterizaba a si misma por ser una persona poco creyente a las premoniciones, sueños, adivinaciones o a la suerte, ella creía que la suerte no existía al igual que el destino

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Donna Thompson se caracterizaba a si misma por ser una persona poco creyente a las premoniciones, sueños, adivinaciones o a la suerte, ella creía que la suerte no existía al igual que el destino. Ella tenía fiera convicción que uno mismo hace su suerte, que uno mismo hace su destino, pero luego de lo que Barry había revelado de su vida, eso la hacia poner todo en perspectiva.

Porque ella existe gracias a un gran misterio del universo, pues de todo lo que Barry había cambiado al haber creado toda una nueva realidad, lo único de gran impacto a parte de Alquimia y del regreso de los meta humano de la otra realidad, era ella.

Él prácticamente hizo que ella existirá ¿con que propósito? Era algo que desconocía y que le producía insomnio por las noches, esa era una de las razones de su frecuente mal humor por las mañanas que se le pasaba con una buena taza de café y un buen día de trabajo.

Eso e ir de compras.

Asi que, si le hubieran dicho que ese día conocería a uno de los hombres de sus sueños, simplemente se hubiera reído un poco, hacer alguna broma y luego seguir con su trabajo, así que Donna no tenia ni idea de lo que ese día le tenía preparado.

Mientras que nuestra sensual pelirroja se ocupaba trabajando, un poco lejos de ahí, en tierra dos, un apuesto científico y doctor se encontraba en un gran dilema, en varios a decir vedad, el primero era que no había podido encontrar nada sobre la mujer con la que había estado soñando, esa mujer pelirroja que se había vuelto una visitante frecuente en su mente y no se la podía sacar de la cabeza.

No saber su nombre lo estaba volviendo un poco demente, mas de lo que ya estaba, pero sin un nombre no había manera de buscarla en caso de que no tuviera ningún registro en las redes algo imposible hoy en día, pero esa pelirroja parecía ser de las personas que hacían cosas que parecían irrealizables.

Otro de sus dilemas era su hija, mejor dicho, la velocidad que pareció haber adquirido su hija y que lo estaban volviendo loco por la preocupación dentro de su cuerpo al pensar en su pequeña corriendo por las calles para salvar al mundo como lo hacía Barry Allen.

Y ahí estaba su respuesta a uno de sus problemas, lo único que debía hacer era ir a tierra uno y aunque no le gustara mucho, pedirle ayuda a Barry para que le enseñe a su amada Jesse a controlar sus nueva habilidades y que la aconsejara sobre los contras de ser una heroína.

Lo que nunca se esperaría el gran Harrison Wells era que no solo encontraría la respuesta al problema de su hija, sino que también se encontraría con la mujer que no ha podido abandonar su mente desde la primera vez que soñó con ella.

...

Ese día prometía ser como cualquier otro en la vida de Donna, se levanto como todas las mañanas, se tomo un café y luego de estar un rato en su oficina salió para ir por Caitlin y Cisco a sus casas y llevarlos a los laboratorios, esto porque a la doctora Snow su auto estaba en el taller y Cisco no quería pagar el transporte público.

Belladonna| H.R. Wells vs Harry WellsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora