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Para todo el mundo esa noche parecía ser como cualquier otra en la pacifica y medio tranquila Ciudad Central, pero para algunos, era la noche en la que por fin sus sueños se hacían realidad o donde al fin pudieron hacer algo que siempre habían que...

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Para todo el mundo esa noche parecía ser como cualquier otra en la pacifica y medio tranquila Ciudad Central, pero para algunos, era la noche en la que por fin sus sueños se hacían realidad o donde al fin pudieron hacer algo que siempre habían querido.

Y para una mujer con 6 doctoras y con un IQ igual al de Harrison Wells de tierra dos, esa era la que esperaba por fin aclarar los que sentía por H.R

Quien justo ahora la llevaba de la mano ya que tenia una venda en sus ojos.

-H.R ¿A dónde me llevas?- pregunta divertida sintiendo como el hombre la guiaba por las oscuras calles de la ciudad

-es una sorpresa shh- exclama divertido hasta llegar frente a un salón lleno de personas bailando música de salón, tango, salsa entre otras- ¡sorpresa! - exclama quitándole la venda de los ojos y Donna observa el lugar confundido

- ¿Por qué me trajiste aquí? -

-dijiste que de pequeña te gustaba bailar, pero nunca tuviste a alguien con quien hacerlo o un lugar donde hacerlo, bueno, aquí está el lugar y si me lo permites me gustaría sacarla a bailar- responde poniéndose frente a ella y extendiendo su mano

Donna lo observa con cariño sintiendo un nudo en su pecho antes de reír divertida mientras acepta la mano de H.R y ambos entran al lugar donde empiezan a bailar y a hacer una coreografía improvisada al ritmo de la música. En todo el baile, Donna no podía dejar de reír y de sonreír al ver a H.R bailando pues habían cambiado de parejas y los pasos de H.R eran algo hilarantes pero muy buenos.

Luego volvieron a ser ellos dos mientras una balada suave y lenta empezaba a sonar por el lugar, a su alrededor varias parejas bailaban al mismo ritmo que ellos, la mano de H.R estaba en la cintura de Donna dándole un sentimiento de calidez y de protección.

Como si con ese fuerte agarre, él le estuviera diciendo que nunca la iba a soltar o a dejar caer.

Que estaba segura entre sus brazos.

Y por un breve segundo Donna lo sintió así, se dejo llevar por la creencia de que con H.R todo iba a estar bien, porque con él nada malo le iba a pasar.

Que su corazón estaba a salvo entre las manos de ese escritor de tierra 19.

La pelirrojo cerro los ojos mientras recargaba su cabeza en el pecho de H.R, sintiendo el suave compas del latir de su corazón, dándole la calma y la seguridad que ella por mucho tiempo busco y que ahora por fin lo había encontrado.

Porque lo que estaba sintiendo no era como lo que sentía con Harry.

Con Harry sentía fuego ardiente, sentía que eran como la pólvora y el fuego, era algo consumidor y apasionado.

Pero no destinado a durar.

En cambio, con H.R las cosas se sentían tan diferentes.

Como si ella estuviera cayendo en picada, pero no se sentía aterrada porque sabia que abajo había una red y esa red era él.

Belladonna| H.R. Wells vs Harry WellsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora