"Novio"

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Bulma seguía sin dejar acceder a la máquina de gravedad a Vegeta, por lo que este había decidido hacerle caso a medias. La científica quería que él descansara al cien por cien, sin hacer ningún tipo de esfuerzo, pero él no podía estarse quieto de esa forma. Por lo que se dedicaba a entrenar de forma "light". Se iba volando a recorrer distancias cortas pero de forma muy rápida. Y con los pies en la tierra se dedicaba a hacer ejercicios básicos, como abdominales, flexiones, y a dar patadas y puñetazos al aire. Una de las prácticas que más hacía, y que más le gustaban a Bulma, era hacer posibles batallas mentales. Se imaginaba así mismo combatiendo contra los androides. Era bastante difícil, pues no sabía qué aspecto tendrían, su fuerza o técnicas de combate, así que se imaginaba a unos robots estándar con poderes parecidos a los suyos, con superfuerza, velocidad, capacidad de volar y el poder de lanzar bolas de energía. Claro, que de vez en cuando, se imaginaba que peleaba contra alguien que conocía, contra alguien que sabía cuales eran sus poderes. Si la chica peliazul llegase a enterarse de que aún pensaba en cómo derrotar a Goku, seguro que lo echaba de su casa, y ahí sí que podía despedirse de su preciada máquina de gravedad, la única razón por la que aguante a alguien como "los Briefs".

Aunque odiaba admitir que la mujer tenía razón, desde que había dejado de presionar tanto, se sentía mejor físicamente, y cada vez le dolía menos su cuerpo al ejercitarse. Su mente, traviesa como siempre, le dijo que siempre podía pedirle otro masaje para acelerar su tratamiento. Pero Vegeta desechó ese pensamiento, y todos los demás. De hecho, desde que volvieron con la nueva ropa del Saiyajin, había estado evitando a Bulma a toda costa. Había admitido la verdad para sí mismo, esa mujer, por misteriosa y extraña que fuera, le excitaba, y eso era más peligroso que dos androides asesinos. Si intimaba con la mujer, cabía la posibilidad de dejarse expuesto. Porque se conocía, no sería cosa de una sola vez, y eso es lo que le preocupaba. Si pudiera hacerlo, y después seguir como si nada, cada uno de vuelta a lo suyo, la tomaría ahora mismo. Pero tenía la sensación que la mujer peliazul era de las que enganchaban, por lo que lo mejor era mantener las distancias como hasta ahora. Ella en su lado de la casa, y él siempre el opuesto.

Sin embargo, él también vivía en esa casa, accedía a ella. Como ahora, que caminaba hacia la cocina para recargar su botella de agua para poder seguir entrenando un poco más fuera. Hubiese deseado no haberlo hecho, a medida que entraba en las instalaciones, los gritos de la mujer se hacían más evidentes. Era curioso no ser "víctima" de sus regaños como de costumbre, le divertía saber que era otro quien estaba sufriendo. Aunque según se acercaba a la zona de la terraza, que parecía ser la zona cero, se percató que ella no era la única alzando la voz. Hubiera pasado de largo, si la voz no hubiese sido masculina. Se encontró cambiando su rumbo, y tras dejar la botella en una superficie, se encontró siguiendo el eco de las voces. No sabía muy bien que hacía allí, debía irse, esto no iba con él, no debía interesarle. Se obligó a irse, cuando escuchó algo que de nuevo que le clavó en el suelo lleno de rabia.

- Te he dicho que no, Yamcha.- volvió a decirle a su ex, que la tenía acorralada contra la pared de su terraza en SU casa, es que la osadía.- Si todavía te sientes así, será mejor que te vayas.

- No lo entiendo, ¿pero por qué?.- siguió insistiendo el muchacho.- Sabes que hacemos buena pareja, hasta te fuiste a un planeta para revivirme

- Eso no... o sea si, pero no fue lo úni...

- Y se que aún te gusto.- le cortó el chico, acercándose aún más.- Venga, estoy seguro que me echas de menos.- se inclinó más sobre ella con intención de besarla

- ¡Yamcha, no!.- se quejó Bulma, y de repente se vio libre.

- Te ha dicho que no.- dijo Vegeta que tenía sujeto a Yamcha por la muñeca de tal forma, que este había hincado rodilla del dolor.

Misterio de Amor - VegetaxBulmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora