Debilucho

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Vegeta estaba tranquilo, casi podría decirse que en paz, y ese era un sentimiento que siempre había sido esquivo con él. Pero ahí se encontraba, con los ojos cerrados, en una cama que no era la suya, en compañía de una mujer hermosa. Algo que no se hubiera creído hace seis meses. La mujer estaba recostada a su lado, y con las llevas de sus dedos recorría su piel desnuda. Sin mirar a la mujer podía intuir por dónde andaban sus pensamientos según el recorrido que hacían las yemas de sus dedos. Sabía que no tenía que decir nada, solo esperar tranquilo, disfrutar de esa paz antes de que la mujer le aporreara con sus preguntas. No le importaba contestarlas, le divertía ver la mirada de curiosidad en esos ojos azules, lo que no podía aguantar era que lo mirara con lástima. Ella se empeñaba en decirlo de otro modo, en llamarlo "empatía". A él no le engañaba, su duro pasado hacía que sintiera pena por él.

Bulma estaba fascinada por el cuerpo de Vegeta, no solo por lo escultural que era... que también, sino por cuanto se notaba que había padecido. Sólo tenía vista de sus brazos y su torso, y ya podía notarle un reguero de cicatrices. Algunas apenas parecían un rasguño, pero otras... otras eran tan terribles, como la de su pecho, que si podía evitaba pasar su mano por ahí. ¿Tantas batallas había combatido? ¿Tanta guerra había visto?. Él le había contado que su padre lo entregó a Freezer para que luchara en su ejército con tan solo cinco años, así que las cuentas cuadraban, pero eso no quitaba que todo aquello le provocara un escalofrío a Bulma. ¿Qué hizo ella con cinco años?. A parte de robarle la nave a Tights... Probablemente ya estaría inventado cosas, pero su entorno siempre fue seguro y lleno de amor. Pero el de Vegeta... no le extrañaba que fuera como es.

- ¿Cómo te hiciste esto? .- se atrevió Bulma por fin a preguntar. Acariciaba una línea blanca en el antebrazo derecho de Vegeta

- Mmm.- murmuró Vegeta abriendo los ojos para asegurarse de que cicatriz hablaba. Como sospechaba, no había tardado mucho en querer saber.- Cuando tenía 8 años, Freezer nos hizo combatir a Dodoria y a mi

- ¿Dodoria?

- Gordo, rosa, con pinchos

- Uf... si, ya me acuerdo.

- En fin, probablemente hubiera podido con él, pero sabía que no debía dañar mucho al perro favorito de Freezer. Me acabó arañando con una de sus púas.

- ¿Te dolió? .- preguntó Bulma arrugando el gesto ante la historia.

- La verdad es que si, el muy cerdo tiene veneno o algo así supurando. Tuvieron que drenar, si te fijas, se ve como son dos cicatrices en vez de una.

- ¿A ver? .- preguntó Bulma tomando el brazo de Vegete de forma poco delicada para mirar.- Ah sí, es como si hubieran estirado los bordes.

- Sobreviví, para disgusto de Freezer.- comentó Vegeta recuperando su brazo.

- ¿Y ésta? .- insistió Bulma en conocer todo el pasado de Vegeta a través de sus cicatrices. Esta vez señaló a una en forma de estrella en su costado

- Eso me la hizo un Brenchego que se resistió a rendirse cuando invadimos el planeta Brench, después conocido como Coora 98. Aunque sin Freezer, me pregunto si seguirá llamándose así.

- No estoy familiarizada con esa raza.- comentó Bulma que en realidad había conocido a muchos menos alienígenas que Vegeta, y eso incluyéndolo a él.

- ¿Recuerdas a los guerreros élite de Freezer?

- ¿Esos que bailaban antes de pelear? .- preguntó Bulma haciendo algo de memoria, haciendo que su pregunta hiciera reír a Vegeta. Ella sonrió, porque pocas veces escuchaba su risa sincera.

Misterio de Amor - VegetaxBulmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora