Capítulo 3

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Capítulo 3 ||

Hadrian se quedó de piedra ante lo dicho por el anciano frente a él, obviamente era una broma, ¿verdad? El anciano frente a él no podía ser el Merlín de las leyendas, y ciertamente, él no podía ser el heredero de Merlín.

Llegó a la conclusión de que todo era una broma de mal gusto, era la única explicación, por lo menos la única explicación que tenía sentido. Pero al mirar a los ojos marrones del anciano, llegó a una conclusión aún peor, ¡el viejo estaba loco! El viejo se creía lo que le estaba diciendo.

Debía de alguna forma conseguir llamar a San Mungo, un anciano que se creía un mago milenario, a la fuerza, no podía estar bien de la cabeza, obviamente estaba loco. Peor aún, podría ser peligroso, y estar en un sitio desconocido, vete a saber dónde, sin que nadie supiese dónde estaba y con una persona posiblemente hostil, normalmente no era buena idea.

Le envió una segunda mirada recelosa y vio en aquellos ojos una verdad que solo él conocía. La duda se implantó en su mente, y rápidamente se extendió como el fuego por esta. ¿Podría ser verdad? ¿Podría ser ese hombre Merlín, un hombre que vivió hace siglos? Tal vez Myrddin Emrys, uno de los mayores magos de la historia, había descubierto el secreto de la inmortalidad, poco probable y extraño, pero tal vez.

El anciano esperó expectante la respuesta del pelinegro acostado ante él.

"Bien, te creo, pero quiero respuestas." Le dijo Hadrian.

"Perfecto, sígueme, debes de estar hambriento, después de todo llevas dos días inconsciente."

Hadrian se levantó de la cama en la que estaba acostado, al levantarse miró hacia abajo, y vio que estaba vestido con una pijama de seda de color negro.

"¿Me ha puesto un...?" Pensó Hadrian estremeciéndose. "No lo pienses, no lo pienses."

[~~~~~~]

El anciano llamado Merlín, vio con diversión como el niño frente a él devoraba la comida que había en la mesa del comedor.

Una vez vio que el niño había terminado de comer, comenzó a hablar.

"Nací en algún punto del actual parque nacional de Loch Lomond, mi madre murió durante mi parto," al decir esto su rostro se ensombreció. "Mi padre fue uno de los grandes druidas de su época, desde muy pequeño mostré grandes signos de magia accidental, mi padre me entrenó en la magia desde los seis años.

Al cumplir los once años, acudí a la única escuela de magia que había en ese momento, Hogwarts, la escuela fundada por Salazar Slytherin, Helga Hufflepuff, Rowena Ravenclaw y Godric Gryffindor. Fui clasificado en la casa de las serpientes, en ese momento, una casa con honor y gloria, no en lo que se ha convertido ahora. Inmediatamente comencé a sobresalir como uno de los mejores alumnos que había pisado esa escuela. Cuando me gradué, fueron con los máximos honores que se podían conseguir.

Pasé años vagando por aquí y por allá, recogiendo todo el conocimiento que pude encontrar, ayudando a todo el que lo necesitaba, derrotando a magos oscuros y desentrañando los misterios de la magia.

Fue así como me encontré con Arturo, un muchacho sin magia lleno de ideas de gloria y honor, con intenciones nobles de construir un gobierno adecuado después de sacar la espada, que lo declaró rey de Gran Bretaña, que deposite en un claro en el bosque en uno de mis viajes.

Naturalmente, me sentí atraído por una causa tan noble, y construí para él el símbolo de reinado, Camelot, castillo entre castillos. Le puse en camino de hombres nobles que le ayudarían a cumplir su sueño.

Fue años después cuando comencé a sentir los síntomas irremediables de la vejez, y yo, siendo obstinado como lo sigo siendo, me negué a aceptar que tal vez mi hora había llegado. Desarrollé rituales que me devolvieran mi fuerza y juventud, pero al final fueron insuficientes y fui en busca de una cura para la mortalidad, al menos por un tiempo.

Harry Potter: Heredero de MerlínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora