Capítulo 11

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Capítulo 11 ||

Las vacaciones de Navidad habían terminado y los alumnos estaban una vez más en el tren que les llevaría de vuelta al colegio. Las conversaciones alrededor de todo el tren no cesaban, la mayoría sobre las vacaciones y lo que la gente había hecho en ellas. Chicos y chicas emocionados mostraban a sus amigos los regalos que habían recibido, que mostraban interés por ello.

En cierto compartimento cerca del final del tren, un chico de pelo negro y ojos verdes emocionados mostraba a sus amigos su nuevo búho, de un color tan negro como el propio cabello del cabello y los ojos dorados como la propia magia del chico.

~ ¡Este es Sombra! ~ dijo Hadrian Black emocionado mientras les mostraba su búho a Daphne, Tracey y Blaise. El búho parecía un poco mareado de todo lo que el chico estaba moviéndolo, pero feliz de recibir atención y cariño.

Mientras los niños seguían mostrándose los regalos y le daban mimos al nuevo búho de Hadrian, otro grupo de amigos se estaban rompiendo el coco intentando caer en la cuenta de quién era Nicolás Flamel y cuál era su relación con lo que fuese que estaba escondido en la trampilla del pasillo del tercer piso, si tan solo supieran que estaban buscando en un sitio, y sobre todo, en un tiempo, completamente erróneos, se sentirían estúpidos.

Después de algún tiempo más de viaje, el tren se detuvo en la estación, y los niños se subieron a los carruajes que les llevarían al colegio. Algún desafortunado vio a ciertos caballos que cargaban de los carruajes, esqueléticos y que parecían muertos, pero sabiendo lo que significaban, callaron.

Los prefectos de cada casa dirigieron a los estudiantes hacia el castillo cuando estos se apearon de los carruajes. Después de varios minutos de caminata, fueron recibidos en las puertas por la subdirectora, Minerva McGonagall que les fue recibiendo mientras entraban, diciéndoles que fueran directos al salón comedor para cenar antes de dirigirse a la cama. Entrando en el comedor, la gente se reunió en las mesas mientras saludaba y se ponía al día con la gente que se había quedado las vacaciones de Navidad en el colegio Hogwarts de magia y hechizeria.

Después de horas de viaje en el tren y comer grandes cantidades de comida durante el banquete, los estudiantes se dirigieron a sus salas comunes, todos pensando en las camas que los esperaban. Incluso la gran mayoría de los profesores se dirigieron hacia sus habitaciones o despachos a trabajar o dormir, todos excepto uno, que seguía intentando cumplir la voluntad de su maestro, sin éxito, lo que estaba ocasionando la molestia de su amo, que cada era más violento en sus castigos por sus fallas en conseguir lo oculto en Hogwarts.

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No fue hasta varios días después que el guardián (o ladrón, dependiendo de quién pregunte) actual de lo oculto en Hogwarts cayó en la cuenta de que podía comunicarse con el verdadero propietario de aquello que tenía. Tomando su nueva pluma, la que le había sido regalada en Navidad, se sentó frente a un papel dispuesto a redactar la carta.

Señor y Señora Flamel,

Primero que nada, buenos días, segundo, tengo en mi poder lo que está oculto en Hogwarts, me gustaría devolverles lo que les pertenece, si se podrían poner en contacto conmigo, les estaría muy agradecidos.

Un saludo,

Hadrian Black Peverell

Revisando cuidadosamente la carta redactada, el chico le dio el visto bueno antes de cerrarla y colocar el sello con el escudo de la casa Black. Cogiendo un cordel que se encontraba cerca de él, llamó a su búho, que rápida como una sombra, aterrizó a su lado y presentó la pata derecha, para que su amo atase la carta que debía entregar.

Harry Potter: Heredero de MerlínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora