Adelaide había hecho un gran sacrificio al saltar por la brecha, dejando a su hija y a Klaus solos. Pero a ella solo le importaba saber que Hope estaría a salvo.
El infierno, un mundo nuevo y no descubierto, quien lo gobierna es alguien despiadado...
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La familia finalmente estaba reunida después de tantos años de separación. La noticia del compromiso entre Niklaus y la propia Adelaide había reunido a los queridos hermanos del híbrido, Rebekah y Kol, quienes no habían dejado de incomodar al híbrido desde su llegada, llevándolo al límite de la paciencia.
Mientras tanto, Adelaide se encontraba atrapada entre las interminables sugerencias de las brujas de la casa sobre el vestido de novia, la decoración de la boda y la lista de invitados. Ella deseaba escapar de todo eso, pero no podía permitirse distraerse. La necesidad de tomar un respiro era imperativa.
—Bien, necesito esconderme aquí —murmuró Klaus, entrando a la habitación con sigilo.
—No sé si este sea el mejor lugar para esconderse, ya que también me estoy escondiendo, pero adelante —respondió Adelaide, levantándose de la cama para acercarse a él y rodear su cuello con los brazos.
—Podemos disfrutar un poco de esta privacidad —dijo el híbrido con una sonrisa.
Klaus, con una mezcla de urgencia y deseo, tomó a Adelaide por la cadera y la levantó, haciéndola rodear su cintura con las piernas. La sentó sobre el mueble cercano sin delicadeza, y después se despojó rápidamente de algunas prendas. La pelinegra lo siguió, moviéndolos a velocidad vampírica hasta la cama, donde lo empujó sobre el colchón y se sentó sobre él, rozando su entrepierna con evidente satisfacción.
El rubio comenzó a besarla con fervor, descendiendo por su cuello y desgarrando con fuerza la camisa que ella llevaba, dejando caer los botones al suelo.
De repente, la puerta se abrió de golpe.
—¡Mamá! —exclamó Hope, y al ver la escena, lanzó un grito y se dio la vuelta, con el rostro completamente ruborizado—. Oh, por dios, ¿cómo voy a borrar esta imagen de mi mente?
—¡Hope! —exclamó Adelaide, levantándose rápidamente de encima de Klaus y buscando la camiseta del híbrido que estaba tirada en el suelo—. ¿No sabes lo que es la privacidad? Toca antes de entrar.
—Kalev te está buscando —dijo Hope con una expresión de incomodidad, evitando mirarla—. Dijo que tiene algo que discutir contigo.
—Está bien, ya voy. Gracias —respondió la pelinegra, mientras su hija salía de la habitación. Adelaide echó un vistazo a Klaus y no pudo evitar reír al ver su expresión consternada—. La próxima vez, tendremos que cerrar la puerta con llave.