Capítulo 14

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Chiara se sorprendió mucho cuando Bruno llegó bien temprano a su casa para desayunar. No lo esperaba, mucho menos la expresión de preocupación que dejaba advertir en su rostro. Luca también se preocupó por el semblante de su cuñado, y más aún cuando el doctor explicó a grandes rasgos la discusión que había tenido con Catarina la víspera, como resultado de la charla que escuchó entre él y Luca.

—Lo siento, camarada —dijo su cuñado apesadumbrado, dándole una palmadita en la espalda—. Nunca pensé que ella pudiera escucharnos.

—No debieron de hablar de ese asunto —les reprochó Chiara—, no era momento. El aborto es algo demasiado delicado, mucho más para una mujer que ha decidido continuar con su embarazo. No sabía que Cate hubiese pasado por una situación tan difícil como un abuso, pero es a ella a quien le corresponde decidir. Por otra parte, Bruno, no le digas a nadie más cosas tan privadas como estas. Cate confió en ti, no debes traicionar esa confianza.

—Lo sé, tienes razón —contestó el doctor llevándose las manos a la cabeza.

—Voy a prepararte un café —se ofreció Luca dirigiéndose a la máquina.

—No sé cómo arreglar las cosas con ella, Chiara. Estoy preocupado. Por otra parte, me ofende que ella piense que voy a abandonarla o que no querré a su hijo como si fuese mío.

—Cate y tú se conocen poco, es natural que ella sienta esos temores. Aunque hayas tenido tus razones, no creo que hacer una defensa del derecho al aborto frente a Catarina haya sido acertado. Si ella ya decidió, ¿por qué hablar del tema?

—Solo quería dejar claro cuál era mi postura, tal vez no fue muy acertado hacerlo. Si Cate hubiese decidido no tenerlo, yo también la hubiese apoyado.

—Y por supuesto que hubiese sido más fácil para ti —apuntó su hermana.

—Estás hablando como ella…

—Estoy hablando como una mujer embarazada, Bruno. Seamos honestos todos: yo no hubiese deseado tampoco que te involucraras con una mujer embarazada de otro hombre. Es complicado, es difícil, pero ¿sabes qué? Ahora me alegro que se quieran y que estén juntos, porque una vez que uno conoce a Catarina se olvida de todas esas mezquindades que lleva el ser humano en su corazón, y piensa en lo hermoso que es formar una familia, incluso en esas circunstancias. Y sí, entiendo que en un futuro amarás a ese niño, pero a Cate le hacía falta que le hablaras en presente…

—¡Pero tampoco podía mentirle! —añadió—. La quiero, la apoyo en su embarazo, pero me estoy adaptando a la idea…

—¿Y crees que ella no lo sabe? ¡Por supuesto que lo sabe! Pero escuchártelo decir en voz alta la hace sentir con más temor. Es como si se multiplicaran sus inseguridades, ¿entiendes?

—Es verdad —concordó Luca colocándole la taza de café encima de la encimera—. Hay cosas que se saben, no hace falta decirlas o pueden constituir un grave problema. Por ejemplo, cuando tu hermana me pregunta si se ve gorda, yo le respondo que es la mujer más hermosa del planeta. Obvio que está gorda y ella lo sabe, pero no necesita escucharlo de mí…

Bruno, en medio de su angustia, no pudo evitar sonreír.

—¿Estoy gorda? —saltó Chiara algo disgustada.

—Y eres la mujer más hermosa del planeta —repitió su marido antes de darle un beso.

—Hey, chicos —interrumpió Bruno llamando su atención—. ¿Qué debo hacer?

—Dale algo de tiempo, que descanse, y en un rato vas a verla —le aconsejó su hermana—. Es importante que de una vez aclaren las cosas y ábrele tu corazón, para que despejen de una vez todas esas dudas.

El dulce adagio ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora