Capítulo 10. Disimula y todo irá bien

162 98 34
                                    

No cabe duda alguna de que la vida y el destino tienen algo pactado y es que sin pensarlo ponen en tu camino a personas que serán capaces de revolucionar tu vida, ya sea por una amistad, una relación o quizás, solo quizás sea por un motivo un tanto importante, el cual ni nosotros como seres humanos tenemos en cuenta del porqué.

Quizás sea eso. Quizás sea ese motivo por el que Raúl apareció justo en esta vida. En estos momentos. Y en estas circunstancias. No lo sé, pero es probable que existiese la más mínima y remota posibilidad de que el destino tuviese designado que en esta línea del tiempo llamada presente, aparecería, él, Raúl y que tarde a temprano tendríamos que cruzar nuestros caminos fuesen las circunstancias que fuesen.

¿Será acaso que el destino tendrá algo en contra mío? No. Corrección. ¿Y si en mi otra vida él y yo nunca coincidimos? ¿Será posible que las casualidades existen? ¿O es un complot del destino para darme una lección? Y sí es así ¿qué tipo de lección me daría?

Son muchos los cuestionamientos por un chico que apenas conozco, pero es que—el chico de los iris oscuros —provoca en mí cierta curiosidad, que causa que mi mente vuele lejos, volviéndola un lío de preguntas sin obtener respuestas a cambio acerca de la vida y el futuro.

Sí bien sé, es que el futuro es incierto y la humanidad es pasajera. Sin embargo, el destino tiene cosas preparadas para cada ser humano en el planeta.

Y es aquí cuando me pregunto ¿Qué clase de cosas tendrá preparas para mí el destino? No lo sé. Solo él sabe.

Quizás en un futuro lo descubra.

Pero sí así fuera, me gustaría saberlas de una vez.

Es una pregunta muy buena que todo ser humano tiene presente, y la cual casi nadie obtiene una respuesta de él.

Pero lo que sí sé. Es que, todos somos almas navegando en un barco sin sentido alguno, en busca de algo o alguien, solo para llenar el vacío que aflija nuestro interior. Quizás ese algo o alguien sea demasiado importante, como para intentar darle una razón más de vivir a nuestra efímera existencia.

Tomo una inhalación profunda y suelto el aire retenido para después tomar una última exhalación.

Cierro con cuidado el cuaderno con forma de diario, paseo la mano una vez más por su textura, lo detallo minuciosamente un momento para posteriormente guardarlo en su habitual lugar.

Suelto un suspiro.

Faltan casi dos horas para volver a ver a Raúl de nuevo y yo, yo ni he podido pedir ni el permiso.

Aparte tengo otro problema, mi papá no tiene mucho que acaba de llegar del seguro. Me imagino que viene a quedarse para descansar el desvelo e irse temprano a trabajar. Y sí es así no podré conversar con Rillyt nuevamente.

Debo admitir que su carácter en ocasiones me da miedo. Y que muy en el fondo su presencia desde que tengo conciencia me pone los nervios de punta.

Me dirijo al armario en busca de un suéter y un short que me cubra arriba de las rodillas. Debo estar preparada por si las dudas.

«Una mujer precavida vale por dos.» Pienso para mis adentros.

Encuentro lo que buscaba, lo deposito en una esquina de la cama y voy directamente a la cocina —por intuición—ahí se encuentra mi abuelita, mi papá y por último mis tíos.

—Bel. Qué milagro que te veo. —expresa mi tío Santiago—. Hacía mucho que no te veía.

Suelto una risita.

Verano InquebrantableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora