Lo que no se contó de "Entre vampiros..."

La transformación de Víctor | Parte 1

– Ya no sé de dónde sacar dinero... – suspiró un castaño.

– Te ves abatido.

– Porque lo estoy. Es mi trabajo alimentarte, si no puedo llevar comida a casa...

– Tranquilo hermanito.

– ...

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– Hey, ¿estás bien? – sacudió a su hermano menor. – Ackley...

– V-Vic-... tor... 

– Toma, come. – le dio una galleta. – me la regaló un amigo. – mientras lo veía comer con debilidad, se tomó su tiempo para pensar en cuánto durarían así. 

Una semana aproximadamente antes de morir de hambre.

– Vic, no puedo más...

– Lo sé. – cerró los ojos. – no me aceptan en ningún trabajo por ser tan joven, y de igual manera no puedo dejarte tanto tiempo solo en casa.

– Sé cuidarme solito.

– Tienes 10 años y esta casa de por sí es fría. Este vecindario es muy malo, el peor de la ciudad. Podrían entrar a robar y te podrían llevar o algo así. Después de todo, un niño como tú se vendería a buen precio en el mercado negro.

– Mmm...

Pero al mayor se le quedaron grabadas las palabras "niños como tú se venden a buen precio". Él era parecido a su hermano menor, y aunque no se encontrara guapo a su mirada, ¿tendría "buen precio"?

     

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Su hermano estaba cada vez peor, ya estaba muy débil como para levantarse.

– ¡Volveré tarde a casa! – tomó su chaqueta.

– ... – ni respondió.

– Y traeré comida. – un 80% de lo que lograba conseguir se lo daba a Ackley de comer.

Comenzó a caminar por las oscuras calles de la ciudad. No había casi nadie. Escuchó un aullido a la distancia pero lo ignoró pensando en un perro. Tocó una puerta.

– ¿Aceptaste mi oferta? – preguntó un hombre al abrir.

– Solo porque no me queda de otra. – dijo con una voz gélida.

– Vale... – lo tomó del brazo y lo tiró hacia dentro. – hoy serás mío por unos buenos euros. – cerró la puerta.

– ... – valía la pena.

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– Ohff⁓ – salió y contó billetes mientras caminaba. – alcanza para el mes. – sonrió triunfante. Otro aullido resonó en la distancia. Pasó por un callejón y se encontró a un gran perro café. – hola pequeño.

Quiso pasar por el lado pero al darle la espalda sintió como daba un sorprendente y sobrenatural salto (para un perro) y lo derribaba de una sola vez. No alcanzó a comprender lo que sucedía cuando unos colmillos le perforaron la piel.

Logró darle un puñetazo pero el "perro" pareció solo apretar más su mandíbula en su cuello. 

Terminó desmayándose. A los minutos un olor a chocolate amargo irradiaba de Víctor. Al despertar, ya amanecía y el perro ya no estaba.

– Auch, mi cuello... – se lo palpó y al mirar su mano vio sangre. – ... qué mierda con ese perro, pudo matarme. Han pasado horas... – miró su reloj. – oh no.

Se levantó. Fue a comprar algo al primer local que encontró para poder alimentar a Ackley. No se le quitaba de la cabeza ese incidente, la gente lo miraba raro por la sangre. Llegó a casa medio aturdido.

– Ll-llegaste – su hermano sonrió.

– Y traje dinero y comida.

– ¿De dónde... conseguiste?

– Eso es un secreto de tu hermano. – trató de parecer sonriente.

– ... No hagas cosas malas.

– No

– P-pero tampoco dejes que te las hagan a ti.

– ... ¡Te haré comida!

– ¿Por qué tu cuello sangra?

– Me atacó un perro.

– Ah... – se quedó dormido.

– Ackley... – fue a hacer una sopa rápido. 

Al abrir la bolsita de sopa instantánea se vio obligado a taparse la nariz y echarse para atrás. Se quedó impresionado por el olor tan fuerte.
Pero en realidad era su sentido del olfato en acción por primera vez. 

Lo ignoró y le hizo la sopa.

– Gracias – se sentó con dificultad y sonrió al ver la intención de su hermano para alimentarlo. – creo que puedo sujetar una cuchara.

– Cállate y come. Me tienes preocupado, déjame cuidarte o mi mente no estará tranquila.

– Ok

Mientras le alimentaba con el cubierto, su mano comenzó a picar y a ponerse roja.

– Disculpa – le entregó la cuchara y fue a verse la mano a un espejo. – ¿Qué me está pasando...?