– ¿Me engañas? – le preguntó un chico al peliazul.
– Nunca lo haría, amor.
– ¿Seguro?
– Totalmente
– ...
– ¿No confías en mí? – le tomó las manos. – te amo, no me gustaría hacerte daño.
– Ok, te creo. – sonrió.
– Gracias
– ¿Me dejas beber un poco? – sacó los colmillos.
– Claro – se sentó en la cama y dejó que su novio vampiro se sentara en sus piernas. – empieza, Hécate, recuerda no beber demasiado.
– Sí – sonrió antes de acercársele al cuello. Le encajó los dientes.
– Mhmh⁓
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– Hueles a perfume de hombre...– Oh vamos, como si yo no me pusiera perfume.
– Es diferente.
– Me lo cambié.
– ¡No me mientas! – un aura asesina cubrió la habitación.
– ... – el peliazul la notó y quedó congelado.
– Oh, ¿asustado, Timba?
– No te engaño con nadie.
– ¿¡Entonces por qué hueles así?!
– Quizás alguien se me acercó y el olor se impregnó, pero no es lo que crees.
– ... Te salvaste. – suspiró.
– ¿Cómo puedes desconfiar de mí?
– Todos saben cómo eres, no te importan muchas cosas. Eres... realmente muy despreocupado y ni te inmutas cuando le haces daño a alguien.
– Eres especial para mí.
– Ojalá no mientas, no quiero verme obligado a leerte la mente.
– Ni te atrevas, son mis pensamientos.
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Ésta vez, cuando salió de casa, Hécate siguió a Timba. Y resultó que no había ido a comprar.– Un motel... – apretó los puños hasta el punto de hacerse daño en la piel. – mentiroso. – se secó una lágrima. Llegó otro auto y vio al peliazul besarse con el hombre que bajó. – puto mentiroso de mierda. – al final resultó ser no tan "especial" para Timba.
Esperó unos 15 minutos y se infiltró con la escusa de "trío" en la habitación. Abrió la puerta de par en par y se encontró a la dupla acostada bajo las sábanas, aparentemente desnudos. El chico estaba recostado sobre el pecho del peliazul.
– Hécate... – Timba palideció.
– Hijo de puta. – se aguantó las lágrimas.
– Puedo explicarte esto.
– ¡Claro que no puedes!
El amante de Timba despertó por el grito.
– ¿Qué pasó...?
Pero el peliazul no le hizo caso. Se sentó en la cama y se comenzó a vestir.
– Te espero en casa, "amor". – el vampiro se fue.
– ...
Al volver, lo único que visualizó Timba al abrir la puerta fueron unos afilados dientes.
Su novio lo había transformado como venganza, y como ya le había dejado de amar, el dolor fue tremendo.– Ojalá no despiertes. – le maldijo luego de matarlo para que finalice el proceso. Se largó de ahí, ya no le interesaba si vivía o no.
Minutos más tarde despertó.
– Me merezco esto... – se sentó en el suelo, admirando su piel que se había vuelto más pálida.
Nunca volvió a engañar a alguien luego de eso, es más, comenzó a tener más cuidado con sus parejas.
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Lo que no se contó de "Entre vampiros..."
FanfictionFragmentos aleatorios de partes de la historia que no se contaron.