La transformación de Timba

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– ¿Me engañas? – le preguntó un chico al peliazul.

– Nunca lo haría, amor.

– ¿Seguro?

– Totalmente

– ...

– ¿No confías en mí? – le tomó las manos. – te amo, no me gustaría hacerte daño.

– Ok, te creo. – sonrió.

– Gracias

– ¿Me dejas beber un poco? – sacó los colmillos.

– Claro – se sentó en la cama y dejó que su novio vampiro se sentara en sus piernas. – empieza, Hécate, recuerda no beber demasiado.

– Sí – sonrió antes de acercársele al cuello. Le encajó los dientes.

– Mhmh⁓ 

     

◦ ❖ ◦ ❁ ◦ ❖ ◦ ❁ ◦ ❖ ◦ ❁ ◦ ❖ ◦

    
– Hueles a perfume de hombre... 

– Oh vamos, como si yo no me pusiera perfume.

– Es diferente.

– Me lo cambié.

– ¡No me mientas! – un aura asesina cubrió la habitación.

– ... – el peliazul la notó y quedó congelado.

– Oh, ¿asustado, Timba?

– No te engaño con nadie.

– ¿¡Entonces por qué hueles así?!

– Quizás alguien se me acercó y el olor se impregnó, pero no es lo que crees.

– ... Te salvaste. – suspiró.

– ¿Cómo puedes desconfiar de mí?

– Todos saben cómo eres, no te importan muchas cosas. Eres... realmente muy despreocupado y ni te inmutas cuando le haces daño a alguien.

– Eres especial para mí.

– Ojalá no mientas, no quiero verme obligado a leerte la mente.

– Ni te atrevas, son mis pensamientos.

    

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Ésta vez, cuando salió de casa, Hécate siguió a Timba. Y resultó que no había ido a comprar.

– Un motel... – apretó los puños hasta el punto de hacerse daño en la piel. – mentiroso. – se secó una lágrima. Llegó otro auto y vio al peliazul besarse con el hombre que bajó. – puto mentiroso de mierda. – al final resultó ser no tan "especial" para Timba.

Esperó unos 15 minutos y se infiltró con la escusa de "trío" en la habitación. Abrió la puerta de par en par y se encontró a la dupla acostada bajo las sábanas, aparentemente desnudos. El chico estaba recostado sobre el pecho del peliazul.

– Hécate... – Timba palideció.

– Hijo de puta. – se aguantó las lágrimas.

– Puedo explicarte esto.

– ¡Claro que no puedes!

El amante de Timba despertó por el grito.

– ¿Qué pasó...?

Pero el peliazul no le hizo caso. Se sentó en la cama y se comenzó a vestir.

– Te espero en casa, "amor". – el vampiro se fue.

– ... 

Al volver, lo único que visualizó Timba al abrir la puerta fueron unos afilados dientes.
Su novio lo había transformado como venganza, y como ya le había dejado de amar, el dolor fue tremendo.

– Ojalá no despiertes. – le maldijo luego de matarlo para que finalice el proceso. Se largó de ahí, ya no le interesaba si vivía o no.

Minutos más tarde despertó.

– Me merezco esto... – se sentó en el suelo, admirando su piel que se había vuelto más pálida.

Nunca volvió a engañar a alguien luego de eso, es más, comenzó a tener más cuidado con sus parejas.

Lo que no se contó de "Entre vampiros..."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora