La transformación de Víctor | Parte 2 (final)

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Un día pasó. Su alergia por la plata le dificultó mucho hacer las cosas. Ya había comprendido que le afectaba la piel, pero no entendía por qué. E increíblemente, la herida de la mordedura había cerrado, no se lo explicaba. Por suerte su hermano parecía de mejor ánimo.

– ¿Ya te sientes mejor?

– Sí Vic, pero aún no puedo caminar bien.

– Tus piernas se debilitaron demasiado. – le acarició la mejilla.

– M-me duelen un poco si me levanto.

– ... Ya vuelvo. – se levantó. Contó unos billetes. 

Quería ahorrar, no gastarse todo en comida de una porque sino tendría que venderse muy pronto. Y obviamente no quería eso.


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– Espérame, Ackley, iré a comprar. No tardaré.

– Vale

– No te levantes de la cama, quiero que reposen tus piernas.

El menor asintió.
Víctor salió de la casa


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– Aquí está su compra.

– Gracias

– ... ¡¿Pero qué es eso?!

– ¿Disculpe?

– ¡Le salieron orejas de perro!

– ¿¡Cómo?! – se tocó la cabeza y notó la verdad. – e-esto...

– ¿Es un cintillo? que raro, nunca vi que se lo puso.

– ... Gracias por la comida. – salió corriendo y se refugió en un callejón. Su respiración era rápida. Se tocaba las orejas una y otra vez, sin poder creer que estaban adheridas a su cabeza. De repente sintió sangre en su labio y notó que los colmillos le habían crecido y se había pinchado. – ¿Q-Qué...?

Se puso el gorro del polo. Comenzó a caminar a casa pero se encontró con la peor persona con la que quería toparse.

– Hola chico lindo.

– ... – se detuvo.

– ¿Qué traes ahí?

– Comida

– Uh... – se quiso acercar, dispuesto a darle un beso.

– Ey, que yo recuerde no me he ofrecido aún. 

– Pff, ¿quieres que te pague por un simple beso?

– Como si me gustara que me besaras.

– ... Ten cuidado con lo que dices. – lo tomó del mentón. Palideció al ver los colmillos. – ¿¡Qué mierda?! – lo soltó rápido.

– ... – él tampoco sabía.

– Jaja⁓ ¿son de mentira? – lo tomó de la cintura y lo acercó a su cuerpo.

– ¡Suéltame que no quiero, no es trabajo! – estuvo a punto de gruñir.

– Puedo pagarte después. – le metió un dedo a la boca. – que filudos para ser de plástico... – en un intento por soltarse, al menor se le salió el gorrito del polo. – ¿¡pero qué?! – esta vez no lo soltó, pero quedó en blanco al darse cuenta de que nada era de mentira. 

– Ya suéltame, no necesito más dinero por ahora. 

– ¿¡Por qué mierda tienes orejas?! y-y esos dientes... – lo soltó al ver una cola. – ¡¿Qué eres?!

Víctor la vio también.

– Buena pregunta... – recordó el perro que lo mordió. – no, no puede ser...

– ¿Eh?

– E-es que yo... – desvió la mirada. Estaba muy confundido, tenía miedo. Que te crezcan los dientes, te salgan orejas y una cola no es algo de todos los días.

– Oh, ¿bebé tiene miedo? deja que papi te consuele... – con una voz lujuriosa, le puso una mano en el brazo.

– Agh⁓ – comenzó a ver algo borroso. – suelta...

– Te pagaré más si vienes conmigo. – le pegó un tirón.

Entonces todo se volvió completamente negro para la vista del castaño.
Al pestañear pesadamente se encontró con que estaba en el suelo, en un charco de sangre.

– ¿Q-qué pasó...? – pero no era su sangre. Al lado estaba el cuerpo del otro tipo. 

Retrocedió con miedo. Era obvio que él lo había asesinado, ya que tenía un sabor a sangre en la boca y le habían crecido unas garras en las manos, que también tenían sangre. 

Se levantó y comenzó a correr, dejando la ya atrofiada comida atrás, ya no importaba. Solo quería alejarse. Veía borroso de vez en cuando. En un pestañeo, se dio cuenta que su cuerpo había cambiado, ya no era humano. Ahora era completamente un lobo. 

Su mente parecía ser poseída cada 5 minutos. Se veía incapaz de controlarse, tenía unas ganas inmensas de adentrarse en el bosque y simplemente desaparecer, cosa que hizo. No sabía destransformarse, tampoco podía entrar a la ciudad con esa forma.

Y sin darse cuenta, 10 días pasaron. Pero para él fueron como minutos. Estaba tan mareado y aturdido por su nueva forma, que no podía pensar bien. Cuando al fin pudo destransformarse lo primero que pensó fue en Ackley.

Trató de seguir el camino de regreso a casa, lo consiguió con su olfato. Ya había aceptado que era un hombre lobo, pero aún le costaba andar bien. Llegó a casa muy consternado. Le había abandonado por 10 días, y para peor en una situación horrible.

Al abrir la puerta, ahí mismo se dio cuenta de que no había nada que hacer. Le había perdido. Frente a la situación no pudo hacer más que volver al bosque. Se había transformado en su nueva casa.

Su vida cambió cuando se encontró a otro lobo, era Raptor. 

Lo que no se contó de "Entre vampiros..."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora