Capítulo 22

611 88 15
                                    

Los lunes son horribles.

Aspestan.

Y además, ¿a quién diablos se le ocurrió que era una buena idea tener educación física a primera hora de la mañana?

El bendito profesor los veía desde su silla bajo una perfecta sombra mientras sonaba su silbato cada vez que alguno de ellos se quedaba atrás. ¿Esto no es abuso? Kenma ni siquiera recuerda cuantas vueltas se supone que debían hacerse ni tampoco recuerda cuantas veces ha trotado alrededor del mismo chicle pegado a la arena, para su suerte está en una distancia segura.

El sol se está asomando entre las nubes que corrieron como cobardes a esconderse quien sabe donde, Kenma maldiciendo el cielo por ello. Las vacaciones estuvieron variando entre días calurosos y nublosos, y al regresar a  a clases simplemente ha hecho un calor infernal, llevándolo a preguntarse por qué diablos tiene que ir a la escuela.

Oh, sí. Si no estudia las dificultades para encontrar un trabajo aumentarán y morirá habiendo sido una deshonra ante los ojos de sus padres. Kenma puede ser un poco flojo y todo pero no quiere eso.

—¡Hey, Kenma!, ¿ya te cansaste?

Un tipo larguirucho que fácilmente sería un modelo se posa a su lado.

—Estuve cansando incluso antes de pisar la cancha.

Lev suelta una carcajada que aterriza justo en los tímpanos de Kozume y lo hacen querer buscar sus auriculares y utilizarlos, sin embargo, el profesor Kojima es un dolor en el trasero que probablemente los confiscaría y no se lo regresaría hasta final de año, y aquello sería otro problema para sus padres.

Su lado agresivo tiende a querer salir a la luz cuando el hombre lo "regaña" por sus escasas habilidades físicas. Kenma no sabe si es bueno o no, pero la idea de patear una pelota no es interesante y menos interesante sería que algún chico más robusto chocara contra él. Le ha pasado antes y una especie de traumas por los deportes creció en su interior.

—¿Kenma?

El teñido vuelve a la realidad notando que las largas piernas de Lev han desaparecido, entonces se da cuenta de que no es él quien sigue hablando.

—¿Necesitas tomarte un descanso?

Kozume mueve ligeramente la cabeza viendo a Hinata con una expresión preocupada. No luce de la mejor forma pero de ninguna manera está tan cansado como Kenma.

—Estaré bien, creo que son las últimas.

Sobrevivir en secundaria no fue fácil, se desmayó muchas veces en medio del campo e incluso vomitaba cuando su estómago decidía provocarle una mala jugada. Y en ese tiempo no había un hombre un poco obeso gritando su nombre cada vez que se retrasaba. Tiene suerte de haber aumentado un poco su resistencia.

—¿Estás seguro? —vuelve a preguntar el pelinaranja.

—Estoy bien —sí, sobrevivirá—. Envidio tu interminable cansancio.

—Bueno, mi casa está lejos de la escuela, así que estoy acostumbrado —responde mirando el frente—. Y aunque dejé de entrenar a diario como cuando jugaba vóleibol, todavía sigo un poco fuerte.

Cierto, rara vez lo menciona pero Kenma se acuerda de ello.

—¿Por qué lo dejaste?

Hinata se encoge un poco de hombros, casi tropieza en el camino.

—Bueno —suelta una risita—. Nunca me gustó de la misma forma en la que Kageyama-kun lo veía. Y luego él se mudó, así que no había algo por lo que quisiera unirme a un equipo.

Our Destiny (AtsuHina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora