Cuando decimos adiós

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Cuando decimos adiós
no siempre es con el alma,
cuando decimos adiós
es para que vuelva la calma.
Existe un adiós que se da
tan solo a nuestras ansias,
que se usa para despedir
el dolor que desbarata.
Te doy este, mi adiós,
este adiós que me arrebatas,
que a mi cuerpo aleja de ti
pero no a mis entrañas.
Te voy a despedir
para salvar a mi vida
y en soledad seguir,
para limpiar las mentiras.
Aunque deba marcharme
y sin mirar atrás,
te recordaré al olvidarte
o al menos al intentar.
Da igual, sólo me iré:
no pretendo perseguirte.
El silencio encontré,
ya no queda por decirte.
S.Moreno

Adiós Diciembre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora