La séptima ley

Capítulo N

Año 97 de la edad moderna.

Miércoles en la madrugada, 3:40am. La madrugada se encontraba en su punto clave, en dónde la obscuridad se aferra a las calles y la luna se vuelve la emperatriz absoluta sobre el firmamento. La zona alrededor de aquel edificio, superficialmente abandonado, era bastante callada. Se podía ver algunos transeúntes en las calles caminando como fantasmas sin rumbo. Normalmente, a esas horas, las personas descansaban de su arduo día y las únicas personas que transitaban aquellas calles entre viviendas y hogares comunitarios eran fiesteros o personas que perdieron el rumbo de su vida; de vez en cuando no existe la diferencia.

- Ya que ahora pueden escuchar, es mi turno de hablar - Expresó Alex sin dejar de apuntar a Lucas en la frente.

- ¿Al fin empezarás a sacar algo de tu boca que no sea mierda? - Preguntó Lucas alzando su vista y observándolo.

- ¡Lucas ya! Maldita sea - Gritó Emily casi con desespero. - ¿Dónde está Marco? Alex - Preguntó, con la voz un poco cortada.

- Por supuesto que te lo diré y, tranquila, él está sano y salvo - Dijo tras pegar la boca del arma en la frente de Lucas y hacerle una leve presión para luego retirarla dejándola sobre la mesa.

- Pero antes, es momento de explicarte mis condiciones y, para ello, debo explicarte quienes somos - Dijo imponente tras colocarse detrás del escritorio.

- Coño 'e la madre - Dijo en voz baja Vanessa.

- Somos la rebelión Surmérica, un grupo de personas de distinta índole con un mismo fin: La abolición de la séptima ley - Expresó con franqueza y dándole la espalda a Emily pues se encontraba observando los cuadros y fotografías que se encontraban colgados en la pared.

- Es un trabajo difícil. Debido a mi convicción tuve que renunciar a ser Syvmerio, puesto que mi religión no apoyaba mis ideales en que la vida no debe ser interrumpida por la muerte mientras juega con los hilos de la suerte. Necesitamos dejar mucho atrás; sin embargo, no perdemos la fe de lograr nuestro objetivo - Caminó hacia una de las paredes laterales y pasó la yema de sus dedos acariciando la pared con lentitud.

- Llevamos muchos años aquí, no fuí el primero con la idea, tampoco soy el más fuerte de todos nosotros; simplemente soy el único capaz de lograr nuestro cometido - Dijo Alex con fuerza y seguridad. - ¿Observan bien estos colores? No quisimos olvidar, no es nuestro deber el olvidar; por lo que decidimos hacer un tributo a todas las personas cuyas vidas fueron tomadas. Todas y cada una de las líneas de las paredes de nuestro centro representan a las personas que fueron elegidas y desertaron de este mundo a manos del gobierno - Expresó con melancolía y sin dejar de ver fijamente la pared.

Emily veía a Alex atentamente, hacia movimientos lentos y se desplazaba por la habitación como si estuviera dando un discurso; sin embargo lo que decía la confundía con sus pensamientos previos acerca de él. Por un momento subió la mirada y vió como Denis, en silencio, se limpiaba algunas lágrimas que se deslizaban por sus mejillas; tras limpiarse veía a Emily y volvía a sonreír como antes. Era la misma sonrisa, pero no perdía su calidez. Vanessa y Lucas sólo se quedaron en silencio escuchando lo que decía.

- Tu padre, Emily, es un empresario cuya voz y voto vale oro dentro del gobierno. Teniendo en cuenta ese factor y que esta ley solo puede ser destruida desde dentro es donde aparece tu protagonismo - Dijo Alex acercándose a Emily. - Te necesitamos como una "espía" en pocas palabras. Queremos derramar la menor cantidad de sangre posible y para ello debemos dominar la información en el campo. Tu trabajo será sencillo, nos das la información sobre tu padre que necesitemos y nosotros no te asesinamos conjunto a Marco y estos dos - Expresó Alex de una forma amargada señalando a Vanessa y Lucas.