Capítulo C

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Año 94 de la edad moderna.

Jueves por la tarde, 6:00pm. Era el cuarto día en el que Emily se encontraba en la clínica "La libertad". Según lo que ella logró alegar, estaba conduciendo a su casa, la cual queda a las afueras de la ciudad Meabe en la que se encontraba en una reunión junto a dos de sus amigos. En el camino, tuvo que esquivar algo que apareció de repente en medio de la vía, ella suponía que era un perro y terminó volcándose al reaccionar demasiado tarde.

El auto terminó severamente dañado y ella herida, con un par de costillas rotas, su frente sufrió una cortada profunda y sus brazos fueron golpeados.

Estuvo al lado de la carretera por una hora hasta que Santiago, que volvía a Meabe para seguir con su trabajo, la encontró. Tuvo que pasar aproximadamente otra hora para que pudieran sacarla y llevarla a la clínica.

Gracias a la suerte, se logró recuperar pronto de sus heridas; aunque el auto quedó destruido.

El día siguiente fue su último día en la clínica para poder volver a su casa, aún necesitó apoyo para sanar por completo pero con el cuidado de sus padres, según los médicos, su recuperación iba a ser muy eficiente.

A las 5:00am fue elegido el Sr. Reinaldo Suárez, un reconocido señor en el estado de Novoporto por su empeño en la creación y defensa de la vida silvestre. Horas más tarde de su muerte, se anunciaron en todos los noticieros nacionales que el Sr. Suárez, había sido hallado culpable de innumerables crímenes, entre ellos abuso infantil, maltrato, agresión, posesión de armas, tráfico de especies en peligro de extinción, entre otras. Muchos se quedaron boquiabiertos tras obtener la noticia horas después que este muriera y no antes, aunque el alivio se sentía en el aire.

Marco, después de preguntarle a la recepcionista el horario de visita, entró en la habitación donde se encontraba Emily junto a su madre. La habitación se encontraba bien equipada e impecable en cada aspecto.

- Buenas tardes, wonder woman - Dijo apenas entrar a la habitación, dejó una rosa en la mesa de noche al lado de la camilla.

- Hola Marcos ¿Cómo te encuentras? - Levantándose Claudia fue a darle un fuerte abrazo. - Tenía tiempo sin verte, te has puesto guapo -.

- ¡Mamá! - Le recriminó Emily que se encontraba recostada en la camilla.

- Ay tranquila Emily, igual tu papá no es celoso - Reprochó Claudia.

Marcos abraza a Claudia muy cariñosamente y ve a Emily. - Tranquila hija, no debes preocuparte - Burlándose, inmediatamente empezó a reírse y se separó de Claudia para ir a acercarse a Emily.

- Jajajaja, voy a ir por un café, vuelvo en un rato ¿vale? No hagan cosas inapropiadas que alguien puede entrar - Sonrió y Claudia se fue de la habitación directo a la cafetería.

- No te me acerques, pitufo inmundo - Fingió alejarse de él. El drama era parte de su ser.

- Tranquila Emily, tu madre está muy lejos de mi radar. No puedo serle infiel al amor de mi vida.

- Aún no creo que ese ser exista, pero me alegro que mi madre sea demasiado para ti - Volvió a reponerse y vió a los ojos a Marcos más calmada.

- Hey ¿Cuándo piensas levantarte? Ya me siento un poco mejor de lo de mi madre y hay unas excelentes películas que debemos ir a ver. - Dijo manteniendo los ojos fijos en los de ella.

- Dicen que mañana saldré, pero aún debo seguir siendo cuidada por mis padres para mi recuperación... - Explicó desanimada, su mirada dió a parar al suelo.

- Pues créeme que así como estoy yo aquí, se que los demás te van a apoyar para que te recuperes lo antes posible. Mejorarás, no tengo dudas y estaré contigo en el proceso, aunque no lo quieras - Dijo sonriendo sin dejar de ver sus ojos. Aunque ella no lo podía abrazar directamente, la sonrisa de Marcos fué lo suficientemente cálida para su corazón.

La séptima leyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora