Capítulo B

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Año 94 de la edad moderna.

Domingo por la mañana, 8:00am. Lo dulce de la mañana del domingo para Lucas era que no se entrega el periódico, debido a esto solo se podían leer digitalmente para aquellos que todavía lo leían; esto le permite descansar un poco más, un hecho que es abruptamente interrumpido por su hermana que lo despertó.

- Lucrecio - Le dió un leve golpe con una almohada en la cara de Lucas - Despierta.

Este solo se puso de medio lado y continuó su sueño. Rebecca, al observar que su trabajo era en vano, agarró su teléfono y lo puso en una mesa que tenía cercana; se preparó y saltó cayendo absolutamente todo su cuerpo sobre Lucas.

- ¡Te vas a levantar o te mato! - Gritó a punto de reírse Rebecca. Lucas solo la bajó de encima casi tirandola al piso puesto que la espalda de esta estaba chocando con su cara y no podía respirar.

Rebecca después de levantarse del suelo riendo, se acomodó la ropa.

- Te hubieras comido esa última albóndiga del almuerzo de ayer y estoy muy seguro que hubiese muerto - Dijo tratando de sentarse en la cama para intentar despertarse del todo. - ¿A qué se debe este dulce despertar?.

- Pues además de que te toca hacer la limpieza y el almuerzo; Emily me llamó y preguntó si irás hoy a ver a Marco. Harán una especie de reunión.

- Ha pasado una semana desde que murió su mamá, no creo que quiera ver a alguien - Respondió sin ánimos.

- Es probable, pero deberías ir, quizás lo animes un poco junto a los demás.

- Saldrás ¿No? - Preguntó Lucas levantándose de la cama.

- Si, iré al turno de la tarde en el museo - Respondió saliendo de la habitación. - Recuerda desayunar, te lo dejé listo y tapado en la mesa - Volvió a la mesa y recogió las cosas que había dejado minutos antes.

- Oye...

Rebecca volteó para poder prestar atención y este sin mediar palabra le lanzó una de sus almohadas directo al rostro de Rebecca, golpeándola a consecuencia. - Ja ja ja... ¿Lucrecio cree que puede ganarle a la emperatriz de la noche? Lo dudo mucho - Rebecca tomó la almohada del piso y se dirigió a dónde estaba Lucas.

- Pfff, pegas como niña - Inmediatamente después de su respuesta recibe un golpe directo en el lateral izquierdo del rostro atestado por la almohada que impulsó Rebecca. El golpe provocó que Lucas cayera de lado en su cama.

Riéndose solo salió caminando de la habitación mientras Lucas también se reía en voz baja mientras colocaba su brazo para apoyarse y poder recobrar la posición sentada en la que estaba para luego poder levantarse y poder prepararse.

Lucas se levantó, se hizo la rutina diaria de la mañana y fue hacia la cocina. Ya su hermana se había ido y vió que en el refrigerador había una nota que decía "No se te olvide ir a la reunión, Lucrecio". Tras leerla la dejó en su lugar y se dispuso a comer su desayuno.

Era la una de la tarde, ya la casa estaba arreglada y el almuerzo hecho. Con mucha pesadez Lucas se preparó para salir, cerró todas las puertas y se encontraba en la acera de la calle; había un sol muy cálido y resplandeciente, era un excelente día para cualquiera con un mínimo de capacidad cognitiva.

Empezó su travesía a la casa de Marco, quedaba algo lejos, pero no lo suficiente como para ir en bicicleta. Mientras caminaba veía el teléfono, quizás en internet había algo más interesante que el volar de una mariposa o el juego aéreo de moscas buscando comida en la basura.

- ¡Lucas! - Se escuchó a lo lejos.

Éste al no reconocer de quién se trataba, simplemente siguió caminando, encontró un chiste bueno en internet.

La séptima leyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora