16. Enojado.

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Verlo sin camisa y molesto, era uno de mis deseos mas extraños. A nadie le debería gustar ver a un hombre molesto, pero él es encantador hasta en eso.

Pero no, no es correcto.

No estaba molesto conmigo, si no con el otro equipo. Al parecer habían cometido una falta y no se las habían marcado. No entendía porque se había quitado la camisa, si por el calor o por el enojo, en todo caso, bendito sea el calor.

Las gotas de sudor caían por su abdomen marcado, al igual que en su frente. Lo vi hablar con Shikadai, mientras él tocaba su hombro.

—Disimula Sarada —habló Chouchou a mi lado.

—¿Qué cosa?

—Ya solo falta que sangres de la nariz —dijo, ambas reímos.

—¿Qué tiene de malo admirar la belleza? —pregunté.

—Tú no quisieras solo admirar, quisieras toquetear la belleza.

—No lo voy a negar —hice una mueca—, pero vamos lento.

—Vamos Sarada, ya llevan mas de cuatro meses conociéndose.

—Es solo que...

—¡Sarada! —lo escuché gritar y lo vi acercarse —, me tiras la botella de agua, por favor.

—Te la iré a dejar —dije.

—Eso, tú aprovecha a verlo mas cerca.

Le saqué la lengua, agarre la botella y me paré. Bajé las gradas y caminé hacia él.

—Me la hubieras tirado, así no tenías que caminar —dijo.

—No importa, ni que estuvieras tan lejos —le di la botella.

—Gracias.

Volteé a ver a mi amiga y ella me guiñó el ojo. Dejé de verla y mi vista se fue directo al cuerpo masculino que tenía enfrente mía.

—¿Disfrutas la vista? —me preguntó, con una sonrisa pícara.

—Bastante —admití.

—Bueno somos dos —dijo, alce mi ceja ante eso, no entendí—, bonitas piernas.

Le sonreí sonrojandome, tenía puesto un pantalón corto, por el calor.

—Nos vemos, mas tarde —dijo.

Volví a mi lugar, mientras mi amiga me interrogaba. Decidí cambiar de tema, estuvimos hablando sobre las clases, el almuerzo en familia que teníamos, materiales, dejé de prestar atención al juego.

Solo cuando escuché a las personas gritar, volteé a ver.

—Oh mierda —dijo Chouchou.

No sabía porque, pero Boruto estaba golpeando a uno del otro equipo. Vi a Mitzuki meterse cuando otro quiso hacerlo. Esa ya era una gran pelea.

No iba a meterme, a menos de que una de las novias de los otros lo hiciera, terminaron separándolos, no iba acercarme a él, hasta que se le pasara el enojo o que él se me acercara a mí.

Vi a Inojin acercarse a nosotras.

—Bueno, ya no habrá juego —dijo, tocándose el cuello.

—¿Qué fue lo que paso? —pregunté.

—Bueno, no se muy bien, pero creo que fue tu culpa.

—¿Perdón? —pregunté.

—Ya me lo imagino, él tipo dijo algo de Sara, verdad.

—No es gracioso —reprendí.

—Sí —respondió—, bueno no fue tú culpa, Boruto ya estaba enojado.

—No es mi culpa, que ese tipo dijera algo desagradable de mí o lo que sea que haya dicho —me defendí.

—Solo estaba bromeando —dijo—, bueno vámonos.

—¿A dónde? —preguntó Chouchou.

—Iremos a la casa de Mitzuki a almorzar —dije, levantandome.

—¿Y es lindo? —preguntó, con una sonrisa.

—Decidete por uno —la regañó Inojin.

—Mientras no sea oficial, no debo fidelidad —le respondió.

—Aprende a Sarada, le es fiel a la persona que le gusta.

—Ella es ella y yo soy yo.

—Ya dejen de pelear —dije, molesta.

Me acerque a los demás, que ya estaban esperándonos.

—La gordita empezó.

—El paliducho empezó.

Los dejé pelear y me acerqué a Shikadai.

—¿Y Boruto? —pregunté.

—Fue a comprar una botella de agua, vamos empecemos a caminar.

—Boruto se molestó, porque un idiota dijo, que si ganaban tú serias su premio —dijo uno de los amigos acercándose—, soy Iwabe, un gusto Sarada.

—Un gusto —respondí—, no te había visto antes.

Ignoré lo que me había dicho del hombre ese.

—No estudió en la misma universidad que ustedes —dijo.

—Aunque ahora desearía estar en la misma universidad —dijo, alguien a mi lado—, perdón no quería interrumpir.

—Eso es de mala educación, metal.

Escuché a alguien correr, era él. Ya no estaba molesto y ya tenía puesta su camisa,vi a mi amiga...que estaba conversando con Mitzuki.

Me quede parada esperándolo.

—Hola —salude.

—Hola —dijo, para abrir la botella de agua y terminarsela de un trago.

Él agarró mi mano y yo le sonreí.

—Lo lamento, no quería que me vieras así.

—¿Enojado? —pregunté—, eres humano Boruto, espera a verme enojada, haber si no huyes de mí.

—Ya te vi así —dijo.

Supe a lo que se refería.

—No estaba enojada, estaba decepcionada.

—Estabas actuando indiferente.

—La indiferencia, no es lo mismo que el enojo.

—Da la misma sensación —respondió—, bueno, no debí golpear a ese imbécil, debí ignorarlo, pero me enojó tanto que hablara de ti, como que si fueras un trofeo.

—Si, me lo dijo tu amigo —vi su rostro, no tenía un solo golpe—, gracias por defenderme.

Él besó mi mejilla como respuesta.

—Tengo mucha hambre, ojalá el papá de Mitzuki, haya hecho un gran almuerzo.

—Seguro que si.

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