Laura estaba muy nerviosa: sus padres gritando, Lucas llorando y pataleando, y encima, dentro de una semana cumplía 12 años.
- ¿POR QUÉ TODO ME PASA A MÍ?- Gritó Laura.
Ella no aguantaba más, quería salvarse fuera como fuera, así que, sin pensárselo 2 veces, se quitó el cinturón y se puso en pie.
Sus padres al verla le ordenaron:
- ¡Laura! ¡Siéntate!-
Pero por más que insistían, ella no se sentaba.
Fue hacia donde estaba el piloto, y le dijo:
- ¡Levántese de ahí! ¡No haga preguntas! ¡Hágame caso!-
Y el piloto, asombrado por la niña, le hizo caso y fue a tranquilizar a todos, especialmente a Eric y Alba, que no creían lo que su hija hacía.
A Laura le temblaban las manos, creía que podía hacer algo pero fue una locura. Tampoco quería volver atrás. Así que se sentó en el asiento y empezó a tranquilizarse y a repetir en su mente: Vamos Laura, tú puedes, sabes que puedes hacerlo.
Fue muy raro, pero lo hizo: aterrizó perfectamente el avión, con todos los pasajeros sanos y salvos. Laura no daba crédito a lo que había hecho. Volvió atrás para ver a sus padres, que corrieron a abrazarla. Algunos estaban vomitando, otros asombrados y otros... Bueno, otros se habían desmayado.
Salieron del avión y Alba dijo:
- Antes de irnos al hotel, vamos a una heladería para recompensar a Laura, ¿Os parece bien?-
Laura y Lucas gritaron al unísono:
- ¡Sí!-
En la heladería, empezaron a pedir helados.
El primero fue Eric, que le dijo:
- 2 sorbetes de limón, por favor. ¿Qué queréis vosotros?-
Lucas dijo entusiasmado:
- Yo quiero... ¡Un polo de chocolate!-
Laura iba a gritarle y decirle que no fuera tan infantil, pero había mucha gente alrededor y no quería volver a ponerse en ridículo, así que procedió a pedir:
- Un cucurucho de dos bolas de nata, por favor.-
Eric pagó, dejaron las maletas y se sentaron a tomar un helado.
Había un silencio bastante incómodo, bueno, silencio no, porque Lucas se comía su polo ruidosamente. Laura rompió el silencio y dijo:
- Y exactamente, ¿A qué hotel nos vamos?-
- No nos vamos a un hotel. -Dijo Alba- Iremos a una casa que nos han regalado.-
Laura, alucinada, preguntó:
- ¿Desde cuándo las casas se regalan?-
Eric entró en la conversación y le dijo:
- Laura, hay que explicártelo todo ¿Eh?-
- ¿No era bueno preguntar?- Le retó Laura.
- Bueno, te lo explico. Me la han regalado por el trabajo que hemos escogido: músicos. Tu madre canta y yo toco el piano. Como el trabajo lo necesitaban mucho, decidieron agradecérmelo regalándome una casa.-
Cuando terminó de explicar, ya terminaron de comerse los helados, así que cogieron las maletas y se dirigieron hacia la casa.
Cuando llegaron, a Laura se le cayeron sus maletas de la impresión: ¡La casa era enorme! Pero no llegó a entrar, ya que su padre le dijo:
- ¡Por aquí, Laura!-
Estaba señalando una casa ni muy grande ni muy pequeña. No sabéis como se desilusionó Laura.
Entraron, dejaron sus maletas y se reconfortaron.
Eric estaba sentado en el sofá viendo la televisión, Alba estaba descansando del viaje y Laura iba a escribir en su diario (era su afición). No lo encontraba, así que le preguntó a su padre si lo había visto, pero Eric le contestó que no. En ese momento oyó a Lucas gritar:
- ¡Laura! ¡Ven!-
Laura fue a la terraza y se encontró a Lucas con el diario que tanto buscaba en su mano, amenazando con tirarlo.
- ¡Eres lo peor!- Contestó Laura.
Laura le dio un manotazo en la mano para que se lo diera, pero sucedió todo lo contrario: el diario se cayó al suelo.
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LAURA
AcakLaura es una chica de 12 años adicta a escribir en su diario. No para de tener problemas, su vida es un problema. Desde que su hermano nació, sus padres dejaron de atenderla tanto como antes, y ese es uno de los millones de problemas que tiene esta...