Capítulo 3

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El rizado no podía creer lo que estaba viendo, ese mismo alfa arrogante que hace una hora atrás le dijo que nunca más hablarían ahora estaba en parado a un lado de su cama.

- ¿Cómo entraste y que mierda estás haciendo en mi cuarto? - susurró el menor tirando la toalla al piso.

- Por la ventana - musitó - Es peligroso dejar las ventanas abiertas por las noches ¿sabes? - explicó el alfa.

- Ya y.... ¿que haces aquí? - preguntó - Creo recordar muy bien que dijiste que no querías tener que ver nada conmigo y que siguiéramos cada uno por su lado - dijo cruzándose de brazos.

Harry se estaba poniendo realmente nervioso, no dejaba de pensar en que su madre o su hermana podrían entrar por la puerta, así que decidió acercarse y cerrar con pestillo.

- Adelante, te escuchó - volvió a decir  al no recibir una respuesta por parte del alfa.

- Mierda no sé, un rato después que te fuiste me empecé a sentir pésimo - musitó compungido.

- Ah mira tú - exclamo en un tono irónico - No es mi culpa que te esté carcomiendo el remordimiento y no servirá de nada retractarte ya que y- alcanzó a responder el omega cuando fue interrumpido.

- No me sentí mal por remordimiento niñito, me sentí literalmente sin aire y comencé a llorar sin razón aparente - explicó.

Es oficial, el rizado nunca en su vida había conocido a alguien tan hijo de puta como Louis Tomlinson.

- Y entonces a que vienes, no me interesan tus problemas y no tengo toda la noche, mañana hay instituto - exclamó realmente molesto.

Louis de verdad no sabía por que estaba ahí, y tampoco podía dejar en pensar en que no quería alejarse de del pequeño omega que estaba en frente de el, no sabía la verdadera razón ni tampoco lo quería admitir que era por el lazo. Alfa testarudo.

- Sabes que Louis, no tengo tiempo para estupideces, ahora te pido por favor que te vayas de mi casa - exclamó realmente enojado el rizado, abriendo la ventana para que se fuera.

- Te propongo un trato - dijo rápidamente el mayor.

Mierda, eso si que no sé lo esperaba. Se giró rápidamente quedando cara a cara con el alfa, no lo quiere admitir pero esos ojos siguen encantándole. La curiosidad empezó a brotar en todo su ser.

- Te escucho - dijo tajante cruzándose de brazos, podía tener mucha intriga pero su orgullo era mayor.

El alfa se acercó quedando a centímetros del menor, la verdad es que no tenía ni la más puta idea que decir, solo quería estar cerca de el, aspirando su dulce olor que le causaba calma. En cambio el rizado estaba realmente nervioso e intrigado, en ese breve momento pensó en las más de mil cosas que le podría decir el ojiazul y las otras mil respuestas que tendría que darle

- Deja de sobre pensar las cosas Harry - se dijo a si mismo, siempre le pasaba lo mismo y le terminaba pasando la cuenta.

- Sigámonos viendo - propuso Louis, el menor abrió la boca para decir algo pero el alfa prosiguió - pero en secreto, no quiero que nos vean en el instituto juntos, la gente hablará mal.

- ¿Este imbecil nunca piensa antes de hablar? - se cuestionó el rizado.

- Nos veremos aquí o en mi casa después de clases - siguió hablando el alfa, de verdad solo estaba dejándose llevar por lo que decía - No habláremos en la escuela, no nos conocemos punto,¿ Te parece omega?.

- No sé que decir - exclamó el ojiverde.

- Ya me tengo que ir-  exclamó mirando su reloj -Dame tu teléfono - ordenó sin más. Harry dudoso extendió su celular hacía el alfa, este tecleo algunas cosas y se lo devolvió.

- Llámame mañana cuando salgas del instituto - dijo finalmente. Luego de eso se acercó al rizado tomándolo por la cintura y depositó un beso rápido en sus labios - Adiós niño - susurró antes de darse la vuelta y salir por la ventana.

El omega quedo en estado de shock, no podía estar más confundido en estos momentos, habían sucedido tantas cosas esa noche que su cabeza solo daba vueltas. Miró su celular y ahí estaba, el contacto de Louis, el muy arrogante se había guardado como "Mi alfa".

- Que se cree este estúpido, arrogante, manipulador e hijo de puta - susurró antes de cambiarle el nombre a "Louis", ese imbecil no se merecía denominarse alfa.

No estaba seguro si lo llamaría mañana, no se lo merece. Dejó el movil en su mesa de noche y rapidamente busco un cuello para ponerse, agradecía que fuera invierno ya que tenia la excusa perfecta para taparse la gran cicatriz que tenía. Prosiguió a entrar a la cama ya que mañana sería un día pesado.

(***)

A la mañana siguiente la incesante alarma comenzó a sonar. El omega levanto con pesadez la cabeza para alcanzar su teléfono, la pantalla indicaba las 7:00 de la mañana.

- Mierda - pensó el menor, durmió menos de cuatro horas ya que después de acostarse no podía conciliar el sueño debido a todos esos pensamientos que no dejaban su cabeza.

Se levantó y se dirigió al baño rápidamente para alistarse. Después de ducharse se quedo mirándose en el espejo, la cicatriz había sanado bastante rápido para ser sinceros, ¿Louis le había sanado la herida?, no tenia tiempo para pensar, lavó sus dientes y fue velozmente a su armario, tomó unos jeans, su ropa interior, una camisa cuello tortuga, su corta vientos favorita y sus calcetas de patitos de la suerte - La necesitaré - era lo único que pensaba.

Se vistió y bajo a la cocina, se preparo un té de limón, definitivamente lo necesitaba para relajarse, su cabeza no dejaba de dar vueltas. Al ver que ni Gemma ni su madre habían despertado aún, tomó su mochila y decidió ir caminando a la escuela. Le serviría para despejarse.

El camino a la escuela no era tan largo, pero el frío de la ciudad no ayudaba para hacer un recorrido ameno, trató de llamar a Ni para ver si el y su mamá lo alcanzaban para llevarlo a la escuela pero no contestó.

- Seguramente se quedó dormido el cabron- pensó el rizado.

Un golpe en su nuca y unas risas lo sacaron de sus pensamientos,  - Deben ser los alfas de último año - asumió para seguir su rumbo sin prestarles atención.

- Hey omega - escuchó pero no se giró.

- Oye estúpido, te estoy hablando - escuchó nuevamente, tenía que llegar ya a la escuela así que comenzó a caminar más rápido. Le quedaba solo una calle.

Cuando ya vió la entrada del instituto sintió un alivio enorme en su pecho, pero de pronto sintió un tirón en su mochila que lo hizo caer de bruces al piso.

- Me gusta que me miren a la cara cuando estoy hablando niñito - escuchó junto con risas a su alrededor.

- ¿O es que no recuerdas lo que hicimos anoche? - le susurró en el oído al rizado mientras agarraban fuertemente sus muñecas para tenerlo inmóvil en el piso.

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Holiiii
espero les guste
xoxo
Anto

Too Young (L.S/Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora