Despertar

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Sus labios lucian azulados, su palida piel aparentaba insalubridad, sus facciones estaticas comenzaban a moverse con dificultad.
"Estoy muerta?" Pensó.
Sus ojos, inmoviles cerrados desde hace tiempo, hicieron el intento de abrirse y volver a deslumbrar la vida en carne propia y no ya, desde adentro de un cristal.

-Se esta moviendo, llamen al medico! - Escuchó gritar. Hizó una mueca de desagrado. Nunca le gusto la gente ruidosa. De hecho, volvió a sentir ese escalofrio atemorizante, al recordar lo insoportable y molesto, que era el mundo real.

-Señorita Leonhardt, puede oirme? -
-No es necesario que grite. Escucho perfectamente - Habló. Por primera vez en mucho tiempo gesticuló y salieron palabras de su boca. El dolor de cabeza era irritante y sus ojos ardian de manera muy incomoda.

-Tranquila, le haremos unos estudios medicos y luego podrá ver a su familia y amigos -
-Donde estoy? - Preguntó secamente.
-En Marley señorita. Bienvenida a casa.- El medico sonrio calidamente.

"Marley?" Resonó en su mente.
Las pupilas de la chica se ampliaron de la sorpresa. Rememoró la ultima vez que estuvo fuera del cristal. Recordó también la voz de Armin o la de Hitch, pero por alguna razón no recordaba ni entendía como había llegado a Marley.

-Marley ganó la guerra? -preguntó desorientada, tratando de descifrar la situación.

-Pronto señorita, con su ayuda volveremos a triunfar. Marley la necesitaba - Mencionó con esperanzas.

"Con mi ayuda?" Pensó con incredulidad. Ella no quería volver a luchar. Había olvidado el sentido de ser un guerrero. Se había olvidado de su padre, de Marley y de la misión. Su mente se había quedado en Paradis derrotada. Y al parecer, así se quería quedar, con la torpeza de Hitch y los relatos de Armin en el sótano. Nunca había pensado en salir de allí, y mucho menos, volver a Marley.
Sin embargo, la idea de volver a ver a su padre era la única luz encendida entre la gran oscuridad de la guerra...

- Todo es gracias al señor Braun, el la rescató de aquellos demonios - A Annie le daba asco escuchar la admiración hacia los portadores de titanes, si tan solo eran unas grandes maquinas de matar sin sentido.

-Trae a Reiner. Necesito hablar con el.
-Pero señorita, ahora debemos comenzar con los controles médicos y...-
-Trae a Reiner Braun. Ahora.- La voz de la rubia sonó fatal. El medico obedeció su orden y pidió la presencia de Reiner a la enfermera.

Al rato, el mencionado aparecio en la habitación y el medico los dejo a solas.

-¿Esa es la cara de la persona a la cuál le salve la vida? - Reiner intentó romper el hielo a pesar de la fría cara de la rubia. 

-¿Por qué estoy aquí Reiner? - Annie ignoró su chiste y fue directo al grano. Su cuerpo estaba lleno de cables, su cabello suelto y enmarañado, su piel estaba mas pálida de lo normal y sus ojeras eran violetas. Reiner sentía que hablaba con un cadaver. La apariencia de Annie era frágil y lúgubre.

El rubio se sentó cerca de la cama donde yacía la chica y suspiró.
-Te traje a casa Annie. Algún día lo tenía que hacer. - Sus palabras fueron suaves y melancólicas, tratando de disimular una triste pesadez interna.

-No era necesario. Debía pudrirme en aquel cristal. - Ella miró sus manos llenas de cables y cerró sus ojos suspirando.

El clima de la habitación era amargo y vacío, un sentimiento que ambos conocían y los atormentaba de manera similar.

-No digas eso. Si alguien tuvo que haber muerto de los tres, ese era yo
-Hubiera jurado que así sería. - Se burló de manera ácida.
-Veo que tu sentido del humor sigue intacto
- Como hiciste para encontrarme?
-Es una larga historia. Pero digamos que conseguí hacerlo sin tantas muertes como las que pensé. - Contestó honestamente.
- Y valió la pena? - Preguntó la chica con los ojos caídos.
-Por supuesto. No iba a dejarte en manos de... esa gente... - El brillo de los ojos de Reiner se apagó con sus palabras.
-¿Cómo llegamos a convertimos en máquinas de matar de una nacion a la cual no le interesamos?- Lo miro angustiadamente. -Dime Reiner, ¿Sientes algún tipo de remordimiento o culpa? - Los ojos de la rubia demostraban un brillo de lagrimas próximas a caer. 

Naciones SeparadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora