Prólogo

17K 871 67
                                    

—Cariño, ya llegué.

Llego a mi apartamento, emocionado con la idea de que nuestra boda por fin está a punto de realizarse. Dejo sobre la mesa la pequeña caja de regalo que contiene la llave de la que será nuestra casa, el hogar de nuestra futura familia.

Durante los cuatro años en los que hemos estado juntos, trabajé muy duro para poder ofrecerle a mi mujer, estabilidad y comodidad. Sé que tanta dedicación y esfuerzo nos mantuvo separado por largo tiempo, ya que cada vez necesitaba de más horas en la oficina para poder reunir lo suficiente y comprarle la casa de sus sueños. Sé que valió la pena tanto esfuerzo y sacrificio, porque al fin tengo un futuro digno que ofrecerle.

Subo las escaleras para buscarla en nuestra habitación. Tengo que darle la buena noticia. Una que cambiará sin duda nuestras vidas. Abro la puerta, pero no la consigo allí. Con inmensa emoción, voy hasta el baño pero se encuentra vacío. Regreso a la habitación, intrigado por su ausencia y es entonces cuando observo una hoja doblada por la mitad, colocada sobre la mesa junto a la cama.

Estoy seguro que mi prometida tuvo que salir de imprevisto y dejo un aviso para indicarme que pronto regresará. Sonrío porque se lo metódica y quisquillosa que puede ser con eso de las notas. Siempre acostumbra a dejarlas en cualquier parte de la casa y adoro eso de ella. No puedo olvidar lo que dijo cuando dejó la primera de ellas sobre la puerta de la nevera "ahora que pasas más horas que nunca en la oficina, creo que una buena manera de comunicarnos, sobre todo cuando no nos vemos tan seguido o me encuentras dormida al llegar a casa, es a través de las notas".

Comprendí que fue una especie de llamado de atención. Pero luego de tantas ausencias ocasionadas por un motivo de peso superior, al fin había llegado el momento de concentrarme en nuestra relación, darle a mi mujer lo que ella se merecía. Estoy orgulloso, porque a pesar de lo difícil que ha sido para nosotros y lo duro que es permanecer alejados por tantas horas, comprende que lo hago por nosotros, por el futuro de nuestra familia.

Desdoblo el papel y puedo observar que la nota es extensa, así que me siento a la orilla de la cama para leerla con calma.

Querido Ignacio:

Es difícil para mí, seguir soportando esta situación. Durante este último año sentí que algo dentro de mí se había roto. Intenté con todas mis fuerzas evitar sentirme de esta manera, pero ya no puedo fingir por más tiempo... lo cierto es que ya no te amo.

Debo confesarte que hace unos meses conocí a alguien, no fue algo calculado ni ejecutado con mala intención, este hombre apareció de la nada y desde entonces, no pude dejar de pensar en él. Perdóname si con esto te hago daño, pero debo ser sincera contigo, porque te lo mereces.

No puedo casarme con un hombre por el que ya no siento nada. Sería engañarnos a ambos y lastimarnos en el camino. Estaríamos destinados al fracaso y eso no lo puedo permitir. Es por esa razón y por muchas otras más, que decidí que era el momento de marcharme y terminar con esta relación que no tiene futuro ni razón de ser.

Ese hombre me pidió que me fuera con él y no pude rechazar su ofrecimiento porque comprendí que es a quien realmente amo y con la única persona con la que deseo estar. Lamento profundamente confesártelo todo y destruirte en el proceso, pero no puedo seguir mintiéndote, porque al hacerlo, siento que también me estoy engañando.

Lamento con toda mi alma no haber tenido el valor de decírtelo a la cara, porque si te enfrentaba, sentiría lastima y remordimiento, entonces no habría sido capaz de dar este paso. Eres un hombre especial Ignacio, alguien que se entrega sin reservas, que ama con intensidad y pasión, bondadoso, cariñoso; el mejor amigo que alguna vez tuve. Pero no eres el indicado para mí. Sé que en alguna parte de este mundo hay una mujer esperando por ti y que estará dispuesta a devolverte el amor con la misma intensidad que tú lo mereces, pero esa mujer ya no soy yo.

Gracias por amarme tanto, por haberme hecho feliz y por todo lo que hiciste para mantener a flote esta relación. Pero es el momento de decir adiós.

Espero que algún día puedas perdonarme.

Con cariño.

Dalila.

Las lágrimas ruedan por mi cara, mientras siento que mi corazón se hace pedazos. Estrujo la carta entre mis manos y lloro con desconsuelo. La vida que había construido junto a la mujer que amaba, se desbarató en un solo segundo. Todos nuestros sueños, los sacrificios, no significaron nada para ella.

El intenso dolor que siento me hace perder la razón y comienzo a destruir todo lo que encuentro a mi paso. Todo cuanto le pertenecía. Una vez que acabo con cada cosa que me recuerda a ella, voy al cuarto de servicio y busco algunas bolsas de basura para deshacerme de todo.

Saco de las gavetas y del guardarropa las pocas pertenencias que dejó y las arrojo dentro de las bolsas. Me lleva varias horas eliminar cada objeto, cada foto junto a ella, su cepillo de dientes y su champú favorito y cada uno de los pequeños objetos que coleccionamos como recuerdo de cada viaje al que fuimos.

Salgo de mi apartamento, llevando conmigo todas las bolsas repletas de sus cosas y las lanzo por el bajante... directo al basurero.

Regreso y de inmediato me dirijo al bar, tomo la primera botella de whisky a mi alcance. Bebo directo de ella, un trago tras otro, tratando de ahogar mis penas y el dolor profundo que estoy sintiendo. Las horas pasan lentamente, mientras el número de botellas vacías va en aumento. Ya no siento mi cuerpo y todo a mi alrededor comienza a tornarse borroso. Apenas logro sostener la botella y en una fracción de segundo, cuando mis sentidos ya no responden, esta se resbala de mis manos haciéndose pedazos al hacer contacto son el piso. Trato de recoger los vidrios rotos, pero mis movimientos son torpes y dificultosos y lo único que logro es cortarme las manos con heridas profundas. La sangre comienza a brotar rápidamente y en cuestión de segundos toda mi ropa está inundada del líquido rojo y espeso.

A lo lejos, escucho golpes en la puerta y el móvil vibrar dentro de mi bolsillo, pero hago caso omiso. Tal vez mi mejor opción sea desangrarme y eliminar el dolor de una vez por todas. Cierro los ojos y dejo que el destino siga su curso. Mi vida sin ella ya no tiene ningún sentido, entonces... para que seguir viviendo si Dalila, ya no estará conmigo.

Embarazada por EquivocaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora