Capítulo 6 Sentimientos encontrados

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—Pues si veo que algo se me resiste, voy a ir por ello hasta que logre conseguirlo.

Sus palabras me aturden y producen un efecto delicioso de calurosa anticipación en mí. Me toma a la fuerza cuando menos lo espero y todo mi cuerpo se revela cuando la adrenalina se esparce aceleradamente a través del torrente sanguíneo.

Con su musculoso cuerpo aprisiona el mío contra la pared y la sensación de ser sometida por él, me deja aturdida y completamente expectante. Hay confusión en mí, porque nunca había sido tomada de esta manera y las fuertes emociones desatadas son absolutamente contradictorias. Entre la pequeña separación de mis piernas, logra colar su rodilla y la empuja contra mi coño produciendo palpitaciones intensas en toda la parte baja de mi cuerpo. No puedo evitar gemir sonoramente cuando una onda expansiva de placer azota todo mi cuerpo, despertando la lujuria luego de estar adormitada por tanto tiempo.

Comienzo a humedecerme. No hago más que cerrar los ojos y rendirme a lo que tenga dispuesto para mí. Sube mis brazos sobre la cabeza y los sujeta a la altura de las muñecas con una sola de sus inmensas y fuertes manos, dejándome indefensa de esta manera y a los caprichos de sus deseos. Con su otra mano llega hasta uno de mis pezones y comienza a pellizcarlo deliciosamente, provocando contracciones en lo más profundo de mi vagina.

—¿Es así como te gusta? ¿Te excita que te tomen a la fuerza?

Grito con fuerza cuando chupa uno de mis pezones mientras el otro lo aprisiona entre su índice y su pulgar. Mueve su rodilla nuevamente y con ella frota mi vagina, volviéndome loca al instante y haciéndome arder con necesidad por él.

—Me gustan los hombres vigorosos y decididos. Que sepan conducir a una mujer sobre la cama.

Lo provoco con un reto.

—Entonces estás en el lugar indicado, preciosura. Te voy a enseñar que buen conductor soy.

Jadeo cuando de pronto me gira y me pone de pecho contra la pared. Vuelve a sujetar mis manos en alto y con la otra lo escucho desatar su pantalón, con lo que me hace temblar irrefrenablemente porque se lo que viene a continuación. Siento que mi cabeza se pierda en una nebulosa de pensamientos libidinosos que precipitan las diferentes sensaciones que se han disparado por todo mi cuerpo. Lo escucho romper el empaque del preservativo y la ansiedad me toma entre sus garras. No puedo esperar el momento para sentirlo dentro de mí. Me suelta por algunos segundo y todo lo que puedo imaginar son esas manos grandes y fuertes deslizándolas por su miembro para cubrirlo con el condón. Mi respiración comienza a acelerarse por la expectativa, dentro de mi hay una tormenta a punto de arrasarlo todo.

Escucho cuando algo cae al piso, pero una vez que eleva mis brazos y separa mis piernas con su pie y seguido se hunde de un solo empuje dentro de mí, olvido todo lo que hay a mi alrededor y solo me concentro en lo bien que se siente tenerlo de esa manera.

Gemimos al unísono, como si nuestras almas se hubieran desvanecido en este momento. Se detiene, mientras su sexo que acomoda dentro de mí. Es algo grande, pero la sensación que me produce es exquisita y totalmente diferente a cualquier otra. Comienza a moverse intensamente. Sus embestidas se aceleran cada vez más. Me estoy deshaciendo entre sus brazos y enloqueciendo a medida que su pene sale y entra de mí.

—¿Es así como lo deseabas? —apenas logro escucharlo, porque mis jadeos no me permiten hacerlo con claridad—. ¿Un hombre que te haga sentir hasta lo más profundo de tus entrañas?

No puedo concentrarme en nada más que no sea en esas caderas que se mueven con soltura y con un ritmo que hace que su pene cause estragos en mi vagina. Lo siento llegar hasta lo más profundo de mi cavidad, pero aun así no estoy satisfecha. Me empujo hacia atrás para que me de todo lo que tiene, buscando el máximo alcance de sus penetraciones. Gemimos una y otra vez. El sudor comienza a deslizarse por mi piel a medida que nuestros movimientos se hacen más salvajes y tempestuosos. Ya puedo percibir el calor propagándose lentamente por mi cuerpo. Lo espero ansiosa para que sacuda todo lo que ha estado entumecido dentro de mí. Su mano se cuela bajo mi muslo y alza mi pierna para tener mejor acceso y facilitar las entradas a mi coño.

Embarazada por EquivocaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora