Capítulo 02: "Los turistas".

486 51 28
                                    


Luego de eso, estuvieron un rato más conversando de la fiesta hasta que hubo un momento en el que Emilio deseaba ir a al baño a lavarse la cara para refrescarse, empezaba a ver borroso. Le avisó a sus amigos y se fue.

Al llegar, hizo lo que se había propuesto, luego suspiró e, idiotamente, se miró las manos y contó lentamente que tuviera diez dedos. No más ni menos, nunca se había sentido así, tan extraño. Seguro los efectos de la droga estaban empezando a hacer efecto.

Cuando salió, se perdió. Pero fue siguiendo el ruido de la música hasta ir por un pasillo vacío. Achinó sus ojos para comprobar si de verdad había una persona en su enfrente. Esta persona era un chico que estaba de espaldas y viendo la fiesta. Eta persona era Joaquín preguntándose que se sentiría estar en una y vestir tan elegante. A veces, como cualquier persona en algún momento de su vida, se preguntaba cómo sería si fuera millonario al igual que toda esa gente, ¿seguiría siendo él mismo o diferente? ¿Qué se sentirá obtener todo fácil y justo en el momento en que lo deseas? ¿Qué se sentirá tener poder? ¿Acaso esas personas eran felices teniendo todo eso? Él a veces se ponía a pensar en todo esto y comprobaba que, al final del día, todo eso no importaba. Uno debía estar feliz y cómodo con su presente, aceptando su historia, su destino y cómo había nacido, aceptando a quien le tocó ser. Así pensaba, no en el futuro, en cambiar este, en superarse y etcétera. Así le habían enseñado. Y sí, andaba de curioso y por eso, después de terminar sus deberes se había escapado un rato de la cocina.

- ¿Hola? - Dijo Emilio haciendo voltear al menor. Y a pesar de estar drogado y borracho, lo reconoció. Tanto así que hasta le sonrió. - Otra vez tú, ojitos. - Soltó sin pensar, recordando su encuentro en la tarde, en las escaleras. Joaquín frunció el ceño confundido, ¿había escuchado bien? ¿Le había dicho "ojitos"? ¿Por qué? - Te encuentro en todos lados. - Comprobó que tal vez quería fastidiarlo como en las otras dos veces. Y en esta ocasión, no se dejaría. Trató de tomar una postura seria para reclamar pero le fue imposible por lo siguiente: - Y perdón, llegué a escuchar tu nombre pero no me acuerdo. Era algo con "J", ¿no?

- Joaquín. - Respondió el castaño siendo amable ya que notó como el turista se esforzaba en recordar, incluso no pudo evitar soltar una sonrisa de lado. Esa fue la primera vez que Joaquín le regaló una sonrisa a Emilio, sólo a él; y para este último, fue lo más lindo que le pasó en mucho tiempo.

- ¡Eso mismo, Joaquín! ¿Qué tal? ¡Mucho gusto, soy Emilio, Emilio Osorio! - Dijo animado y extendiendo su mano. El menor se preguntaba porque "Emilio" estaba tan feliz, incluso le causó tanta gracia que no pudo evitar soltar una sonrisa súper pequeña. Lo veía mucho más extrovertido que en las otras veces y se preguntaba por qué estaba así. Pero en fin, ofreció su mano y empezó a estrecharla con la de él. - ¡Encantado de conocerte a ti y a Chiapas! Lo digo por... Porque... Absolutamente todo... - Fue bajando su voz de a pocos, distrayéndose con los ojos de Joaquín y disfrutando del tacto, sintiéndose como un adolescente de repente con uno que dejó de ser adolescente recién hace poco siendo él supuestamente ya un hombre hecho y derecho que estaba a más de la mitad de camino para cumplir los treinta. - Todo está... Siendo muy... Muy bello, todo, sin excepción.

- Ah, está... Eso está genial, que bien que le esté gustando el lugar. - Respondió amable luego de apartar su mano, el tipo ya empezaba a incomodarle un poco ya que lo miraba fijo, mucho. Aunque no de la misma forma asquerosa en que lo miraba Sergio ayer en el pozo hasta el punto de hacerle sentir avergonzado, no. Lo notó diferente pero de igual modo, la incomodidad estaba ahí un poco, así que lo soltó.

- ¿Y... Y tú... Y tú que haces acá? - Preguntó Emilio tambaleándose un poco. Claro que Joaquín lo notó, supuso que estaba borracho pero le sorprendió que siguiera siendo amable con él a pesar de ello. Si lo comparaba con el chico de ayer, aclarando que este sí parecía estar sobrio en el pozo, tenía un conducta mucho mejor. Hasta puede decir que le agradaba, o quizás se estaba equivocando y confundiendo cuando lo único que le causaba era gracia. Se tambaleaba de vez en cuando, haciéndose ver cómo, pareciendo un hombre importante, bien vestido y serio; alguien algo torpe, a la vez.

¿Qué culpa? | EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora