Capítulo 12: "¿Arrepentimiento?".

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CDMX, México.

Sergio se encontraba solo, tomando en uno de los tantos yates de su familia. Era de noche y se había cansado de estar en su casa, quería salir y vino hasta acá, a tomar aire, a respirar la brisa de la playa. De pronto, su celular sonó y por eso, dejó el vaso sobre la mesa. Y al verlo, rodó los ojos al ver que se trataba de una de las "amigas" de Sebastián. Le cansaba que su amigo a veces le diera su número a las chicas con que salía para que no lo fastidien a él después de una aventura. Pero bueno, tenía que contestar, también la conocía.

— Hola, Sarah. — Contestó Sergio llevando el celular a su oreja. — No, soy yo, Sergio. Sí, es el teléfono de Sebas pero... — Mintió para no hacerlo quedar tan mal. — Él no está aquí. ¿Sabes? Te recomiendo que no lo llames más, él está comprometido. Sí, lo sé... Es que él es así. Te habrá dicho mil cosas pero sabes que no tienes que creerle. Ajá... — Se empezaba a cansar, maldito Sebastián. Automáticamente se arrepintió de la intención de no hacerlo quedar mal. Como si fuera su deber siempre ayudarlo con las mujeres estúpidas que piensan que pueden tener algo más con él. No, no se la dejaría pasar esta vez, no lo ayudaría. Que se las arregle solo, él no tiene por qué estar soportando. — Sí... Al menos no lo llames a su teléfono, ¿pero sabes? Tiene otro, si quieres te lo doy. Claro o... Espera, ahora que lo pienso, tal vez en ese no te contestará. Creo que mejor te voy a enviar el número de su prometida, ahí lo hallarás. Sí, no te preocupes, adiós. — Dicho esto, cortó.

Por esto es que no le gustaban las mujeres ni para un rato, sólo las había probado un par de veces (forzadamente para ver qué tal porque nunca "terminó" con ellas) y fue suficiente para comprobar que no le gustaban. No aguantaba sus dramas y que se ilusionaran rápido. No entiende como Sebastián las soporta.

Y en fin, procedió a escribirle por mensaje de texto el número de Azul. Se echó a reír un poco antes de tomar otro trago, pensando en que probablemente esté provocando una discusión entre "la pareja feliz". Cómo le divertía. Al menos se entretuvo un rato con esto, ahora que cierta cantidad de alcohol corría por su organismo. Esto le relajó un poco luego de estar pensando durante todo el día en ese problemita que hizo allá en Chiapas... Y claro que también, luego de estar pensando en ese niño, en Joaquín.

Y recordando. Porque conforme más tiempo pasaba, más recordaba, cada vez más y más a detalle. Y aún no sabe identificar bien cómo se sentía, qué le provocaba el recordar lo que pasó... El saber que sí se pasó al actuar así, le consta que fue la primera vez del chico, lo sabe bien, se notó y sintió en cada momento. También era la primera vez que hacía tal cosa y aún no se animaba a responderse a sí mismo si le había gustado o no, o si se arrepentía. No sabe qué pensar de eso, sólo quería que el problema se solucionara ya y obviamente, no ir a la cárcel por ese error. Sin embargo, dejó el tema a un lado y vino a tomar solo, justamente para distraerse.

Y con respecto al tema anterior, decidió ponerse de pie y lanzar el celular al mar. Librándose de cualquier otra llamada de las mujeres de su amigo, ya estaba harto y además, no pensó. Sólo actuó, ya luego se conseguiría otro celular. Ahora, procedió a servirse otra copa de vino.

Por otra parte, Sebastián y Azul se encontraban en una fiesta. La música sonaba a todo volumen y el local estaba algo lleno, la gente bailaba. Ella aún seguía enojada, tomando una copa de vino y él, sólo le mentía diciéndole el por qué su padre le había pegado aquella noche en la hacienda.

— Cuando haces negocios, hay que tener cuidado. Cometí un error y por eso, se enojó.

— No lo justifiques, él no tenía ningún derecho de usar los puños.

¿Qué culpa? | EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora