• Alcantarillas

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La gotera incesante, su frustración al no poder realizar correctamente las pócimas de veneno, los gritos de sus jefes

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La gotera incesante, su frustración al no poder realizar correctamente las pócimas de veneno, los gritos de sus jefes... toda su guarida le tenía vuelto loco.

El chico recargo su cabeza en su mano derecha haciendo un puchero sin dejar de ver las burbujas en el caldero, miró a su costado recordando cuando Windy le guiaba para realizar esas pócimas.

Imaginaba su sonrisa, su poca paciencia, su voz chillona y su ceño siempre fruncido por la inmadurez.

¡Lo estás haciendo mal! — Le grito más de una vez.

El muchacho dejó soltar un suspiro de resignación, no había nada más que se pudiera hacer, eso no se pudo haber evitado, Staxx había dado una orden y no quería meterse en medio de los planes del asesino de la lotería.

Su cabeza le estaba matando, la tristeza, el estrés y finalmente el enojo se presentaron al mismo tiempo dándole jaqueca.

— Definitivamente necesito matar a alguien — Murmuró tomando su capa negra y colocándosela encima.

Tomó sus flechas que estaban sobre la mesa y abandono la guarida dejando atrás los gritos, la pócima a medio hacer y la gotera que lo volvía loco.

Caminó entre el bosque un largo rato, cerró los ojos aspirando el aire nocturno un poco, como le encantaba esa tranquilidad. En la guarida estaba comenzando a perder la paciencia por todas las peleas y la soledad que allí se sentía, se sintió un poco incomodo al recordar que la razón por la que Alex y Staxx peleaban era por su culpa.

Sacudió la cabeza alejando esos pensamientos, no quería sentirse culpable siendo la noche tan joven, decidió practicar con su arco mientras buscaba algún pobre tonto que desobedeciera el toque de queda. Y así lo hizo, busco algunos animales y entre la penumbra comenzó a dispararles, por el momento llevaba un par de aves muertas, algunas ardillas y una que otra flecha incrustada en los árboles, en un momento una de sus flechas fallo su objetivo alejándose de él, el chico bufo con desgano al notar que debía ir por ella, no podía dejar evidencia regada por el bosque y menos cerca de su guarida.

Camino unos metros hasta tomar la flecha y acomodarla con las otras, estaba por irse cuando escucho pasos acercarse a su posición, se quedó quieto detrás de un árbol para evitar ser visto. Pronto su mente comenzó a contar los pasos de aquellas personas, cálculo que sólo eran 2 individuos, sonrió.

"Pan comido" pensó.

Acomodo una flecha con cuidado en su arco sin hacer demasiado ruido, suspiro levemente esperando el momento indicado, debían acercarse más.

— Ya me canse — Se quejo Roier jalando del brazo de Rubius — Regresemos.

— No seas Idiota — Rubén rodó los ojos — Lo que debemos hacer es seguir, los guardias están haciendo investigaciones en el este ¿Y a quien crees que van a encontrar si nos quedamos allí?

El Asesino De La Lotería | KarmalandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora