• Una venda en los ojos

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Un chico de lentes comenzaba a guardar todas sus cosas en un maletin, no habían traído mucho pues con la herida de Ari lo que menos pensaban era en sus pertenecías.

— ¿Estas listo?

Juan giro a ver a la castaña y asintió, ambos bajaron del hotel junto a Pluvo y Nuvia, estando en el Lobby vieron a los del pueblo de Calvaland y a Vegetta esperándolos.

— Les agradecemos por venir — Vegetta les estrecho la mano y los acompañó a la salida — Agustín, Vicens y Amepeter los acompañarán el resto del camino.

— Creo que fuimos más un carga, no ayudamos bastante — Pluvo se sentía un poco preocupado de dejar a Natalan y a Rodezel aquí solos, pero alguien tenía que esperar a que Roier regresara, si es que lo hacía.

Los pueblos se despidieron de sus amigos y emprendieron el camino. Grefg se fue a la comisaría mientras se preguntaba dónde carajo estaba Staxx, ni si quiera se había presentado a la reunión que había convocado, además Aroyitt no estaba en condiciones de tratar el caso que había encontrado en la madrugada por obvias razones, entonces debía hacerlo solo.

Por otra parte, Vegetta suspiraba con tristeza, ninguno de sus amigos había ido a despedir a los pueblos, pero no los quería presionar, Fargan debía tener espacio, había muerto Willy y por si fuera poco habían encontrado el cadáver de Alexby hace apenas unas horas, Lolito y Mangel estaban desaparecidos al igual que Roier y Rubius, Luzu estaba pasando tiempo de calidad con sus animales mientras que Auron estaba ocupado en la clínica. No sabía porque, pero sentía que todos se estaban separando y eso no le gustaba. ¿Estaba haciendo un mal trabajo como líder?

— Tus amigos... deben tener mucho que pensar — Natalan trato de animarlo — Dales tiempo.

Luego de una leve charla se separaron, Rodezel y el chico calavera irían al hotel mientras Vegetta pensaba alimentar a sus caballos, la lluvia comenzó a caer de nuevo, era un día frío, tal vez estar en su casa y darse un respiro como los demás no le haría daño.

|...|

Los relámpagos sonaban a lo lejos y las nubes oscurecieron el día, últimamente había estado lloviendo mucho. Fargan caminaba con su paraguas en mano hacia la casa de Alexby, vio la colina de su amigo y se sintió culpable ¿que era lo que había hecho?

Subió las escaleras y Jimmy lo recibió en la entrada, debía alimentar a su mascota, al menos eso le haría sentirse mejor.

Fargan quería convencerse, lo había hecho por defensa propia, Alexby estaba loco, obsesionado. Si lo dejaba vivir... ¿Le habría matado? O hubiese seguido matando a cualquiera que se le acercara al búho.

Abrió la casa con la copia que dejaba Alex en la comisaría por cualquier emergencia, dejó el paraguas afuera pues no quería mojar la vivienda, aunque claro no saldría el pequeño a reclamarle por lo lodosas que estaban sus botas, ya no importaba realmente.

Fue por un poco de alimento para Jimmy, pero se sorprendió al ver su plato lleno, lo dejó pasar y antes de irse quiso entrar a su recamara.

Miró sus paredes llenas de posters, el papel de baño que había dejado ahí cuando remodelo por primera vez, sonrió recordando aquello.

"— mira FarganAlexby había tomado un rollo nuevo de papel de baño y lo coloco a un lado de su computador — ¿Te imaginas las probabilidades?"

Lo recordó y en lugar de reír tuvo ganas de llorar, se sentó en la cama y parecía que la habitación se había congelado en el tiempo, recordó la primera vez que entró por la inauguración de su casa nueva, la fiesta en donde terminó borrachisimo y había olvidado su chaqueta en la esquina de su cuarto seguía allí. Era como cuando eran jóvenes.

El Asesino De La Lotería | KarmalandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora