Epílogo

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Los chicos finalmente volvieron a sus respectivos pueblos con los integrantes que habían sobrevivido. Staxx y Mitch tuvieron su juicio inmediatamente, una cadena perpetua no fue suficiente y se les imputaron tres (una por cada pueblo afectado). Ambos fueron llevados a una prisión de máxima seguridad en un lugar en donde podrían estar aislados de todo el mundo; Comenzarian su verdadero exilio.

En chafaland las cosas lucían mejor, finalmente habían implementado seguridad y Rodezel rápidamente escaló a ser un oficial de policía reconocido por atrapar a cualquier maleante, los demás héroes también comenzaron a patrullar por las noches y así mantener seguros a sus chafalienses.

Finalmente Natalan les habló de las torretas y mientras sus expertos comenzaron a desarrollarlas decidieron darle un poco de ayuda extra a la seguridad de sus casas.

Roier miraba alejado como Juan y Puvlo colgaban una lona enorme en una de las paredes del vecindario:

"Vecino Vigilante: Si te agarramos, te linchamos" se leía.

— Me alegra que hayas vuelto — Aquella dulce voz llegó a los oídos de Roier como una dulce melodía, miro hacia cry quien lo miraba con ojitos soñadores — Me da gusto que estés bien.

Sin darse cuanta había comenzado a temblar, después de varias semanas al fin estaba frente al chico que le gustaba.

— Hablar contigo es un gusto, Cry, pero más gusto es hablar contigo

El peliblanco miró a Roier con una cara de confusión absoluta y este comenzó a atragantarse con su propia saliva.

— Q-quiero decir... ¡rayos!

Definitivamente Chafaland había regresado a la normalidad.

En un lugar alejado de allí, se encontraba Calvaland, en donde, en una heladería estaba una rubia pidiendo un enorme helado de chocolate.

Grefg entró junto a Ampeter haciendo algunas bromas, tenía un espacio libre luego de su turno de policía y ambos decidieron ir por un helado y después ir a pescar algo.

— ¡Aroyia! — Le saludo Ampeter viendo a la rubia tomar su helado — ¡Cuánto tiempo! Creí que te habías ido de Calvaland.

— solo estoy de paso, dejé algunas cosas en mi antiguo hogar —Explico ella tomando una porción de su helado.

Aroyitt se había retirado de la policía, consideraba que lo que pasó en Karmaland no era algo de lo que le gustaría volver a experimentar, ahora que tenía más tiempo libre había decidido viajar por diferentes lugares y encontrarse con viejos amigos.

— Supe que me reemplazarás — Comento ella dándole un amistoso golpe en el hombro a Ampeter —Serás un excelente oficial.

Los tres amigos se despidieron y la rubia salió del local en dirección a su casa, al doblar una esquina en el pueblo para acortar camino en un callejón una persona chocó con ella de frente.

El helado de Aroyia se estampó en su camisa manchandola por completo y derramandose después.

— Lo siento, no te vi — Se disculpó ella tomando un par de servilletas que tenía del helado y comenzando a limpiar la camisa del extraño — Me siento muy mal, yo pagaré la tintorería...

— Pero yo tire tu helado —Le dijo él sonriendole con amabilidad — Qué te parece si tu pagas la tintorería y yo te compro un nuevo helado, así estaremos a mano ¿no crees?

Aroyitt levantó la vista entonces un rubio de ojos azules le miraba esperando su respuesta, no podía negar que ese chico era guapo.

— Me encantaría —Asintio ella sonriente.

El Asesino De La Lotería | KarmalandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora