Capítulo 27

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Los días pasaron rápido y ya tenía de vuelta a Davet a mi lado. Por suerte los paparazzi y medios encontraron un escándalo más grande y dejaron de tomarnos atención.

—Mama, la barriga de la mama de Eythan está creciendo. La toque y algo se movió, fue increíble.

Sonreí a Davet quien me contaba emocionado su día en la escuela.

—Alice recogió a Eythan.

Asentí a la respuesta de Jim.

—Bueno, Alice tiene un bebe ahí dentro cariño. Es normal que se mueva, tu también lo hacías mucho cuando estabas aquí dentro.

Expliqué señalando mi vientre.

—Mara gracias por prestarme tu cargador.

Jim deja mi cargador sobre la mesa y se sentó frente a mí. Davet se fue a su habitación para cambiarse de ropa.

—¿Tan rápido cargo?

—No, me llamaron de la oficina, tengo que ir. Algo salió mal y están en problemas.

—Ah, surte.

Jim espero a que Davet volviera y cuando el bajo, se despidió con un abrazo.

—Davet ponte algo cálido. Está comenzando a hacer frio por la noche.

—Mamá, ¿Que son esos papeles de colores?

—Ah, eso es una sorpresa para Alice.

—¿La mama de Eythan?

—Si, sabes que tiene un bebe en la barriga. Pues ya mero se sabrá si será un niño o una niña.

—¿Mamá sabe?

—Si, lo sé. Pero es un secreto que no le pudo contar a nadie.

Davet entendió y tapo su boca con las dos manos, mi bebé corrió hacia el sillón donde se acomodó y se entretuvo con una película.

Una semana, solo falta una semana para la fiesta de revelación de sexo del bebé. Estoy muy nerviosa y lo peor de todo es que aún no se me ocurre nada.

Recargue mi cabeza en la mesa y suspire, así estuve durante unos minutos hasta que el timbre sonó. Me levanté con una gran flojera y abrí la puerta.

De inmediato fui atrapada por unos cómodos brazos y mis labios poco después se ocuparon evitando saludar al invitado no invitado.

—¿Por qué no llamaste?

—Solo vine unos segundos.

Will suspiro y dejo caer suavemente su frente sobre la mía.

—Hace 22 horas que no sabía nada de ti.

—No se puede evitar, tienes mucho trabajo.

Mire su rostro y note las ojeras que se formaron debajo de sus ojos.

—¿No has dormido bien?

—Bueno, la última siesta que tome fue hace 22 horas.

Abrí en par los ojos y suspire.

—¿Al menos has comido algo?

—Si.

—¿Mamá?

Davet se acercó curioso, Will lo saludo y Davet corrió a abrazar sus piernas.

—¡Will!

—Hola Davet.

Acarició su cabeza y Davet lo miro con una gran sonrisa.

Fue sorprendente, pensé que mi hijo estaría más tiempo con la guardia en alto, pero se creó muy rápido una conexión especial entre ellos dos.

Cenizas de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora