Capitulo 36

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El auto se detuvo en una luz roja, mire por la ventana y todo transcurre de manera normal.

—Gira la cabeza__ ordeno y no tuve de otra que obedecer en silencio.

Lleve mi mano a mi vientre el cual duele un poco, pero tengo que soportarlo.

—Sabes, viví un infierno dentro de la cárcel__ suspira —Solo tuve que portarme bien y me dejaron salir mucho antes__ se ríe —Estúpidos, ¿No lo crees?

Baje la mirada para no hacer contacto visual y el gruñó.

—No te preocupes no te mataré.... aun.

Se estaba ahogando en carcajadas, es un ser demente. No fui la única que lo denunció y solo por buen comportamiento lo dejaron salir antes.

"Tengo que tranquilizarme"

Comencé a sentir mucho calor y el sudor se formó en mi frente. Exhale e inhale lentamente, mi pecho se sentía comprimido, y tenía una enorme sed.

—Ah mierda.

Levante la cabeza para ver por qué su repentino cambio y un rayo de esperanza se presentó a mi favor.

A pesar de que el color ya cambio a verde, no había forma de que avanzara. Estamos rodeados por autos negros y agentes apuntando hacia el auto, pero eso no quitaba el hecho de que aun sigo en peligro y así será hasta que me aleje de este tipo.

—Sabía que no sería fácil, pero tampoco pensé que nos encontrarían tan rápido.

Esto se debe al estricto sistema de seguridad de los Rosen. Todos los autos tienen GPS, el cual es monitoreado por una persona de suma confianza y el cual al ver una irregularidad de inmediato lo reporta.

El error de este hombre fue no cambiar de auto. Pero no quita el hecho de que sigue siendo un gran peligro para mi vida, aun sabiendo que en cualquier momento me encontrarían.

—¡Mike Eckart, te tenemos rodeado. ¡Salga con las manos sobre la cabeza!

Una fuerte voz se escuchó y respire hondo. Sabía que este chico no lo haría tan fácil, pero aún mantenía la esperanza de que se rindiera de inmediato al ver que no tenía escapatoria.

—Jajaja, vamos a jugar Mara.

Me apunto con un arma y sentí mi alma irse, las lágrimas volvieron y supliqué.

—No, por favor.... No lo hagas....

Se quito el cinturón y se pasó a la parte detrás, coloco el arma en mi cabeza y me ordeno que bajara.

Todo el cuerpo me temblaba y no supe cómo, pero logre abrir la puerta y baje del auto con el detrás apuntándome.

Estaba llena de lágrimas, y muy asustada. Mis piernas temblaban y en cualquier momento caeré al suelo. Él se dio cuenta y me sostuvo.

—¡Mara!

Logré escuchar el grito de Will, pero mantuve mis ojos cerrados.

—¡Todos bajen sus armas o la mato ahora mismo!

Aun con mis ojos cerrados no escuché ningún ruido, pero entonces un disparo que vino de mi lado me hizo gritar.

—¡Ahhh! ¡Por favor no!

Suplique con toda mi fuerza al sentir el arma en mi cabeza.

—¡Contare hasta 3 y si no bajan las armas le disparo!

Reprimí mis gritos y abrí los ojos para ver a Will. Le suplique con la mirada que pidiera que siguieran sus órdenes.

—¡Por favor! ¡Por favor bájenlas!

Cenizas de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora