Capítulo 5

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Mire el reloj y suspire al saber que están por ser las 9:30 p.m.

Apagué las luces y salí del consultorio cerrando con llave todas las puertas. Mire mi celular y sonreí al ver la foto de Davet a quien tengo como fondo de pantalla.

Suspire y camine en busca de un taxi, pero entonces una cejadora luz me obligo a cerrar un poco los ojos.

La luz cada vez era más fuerte y como forma de escudo, cubrí con una mano mis ojos.

Entre los pequeños espacios mire como un auto se paró a pocos metros y la figura de un hombre bajándose apareció.

¿Quién es?

La figura se acercaba cada vez más, y una vez que llego frente a mí, me gire a su dirección y trate de averiguar la identidad de la persona.

—Mara...

Mi respiración se detuvo por un momento y una bola de saliva se acumuló en mi garganta. Por suerte regrese a mis sentidos y hable con normalidad

—Podría apagar las luces, me cala y duelen mis ojos.

—Eso.... ven un momento por favor.

Retrocedió un poco y lo seguí, se detuvo a un lado de su auto y por fin pude dejar de forzar a mis ojos mantenerse abiertos.

Lleve un mechón de pelo detrás de mi oreja y lo mire fijamente

—¿Que se le ofrecen?

William parecía sorprendido por la manera tan formal en la que me dirige a él, y luego de unos segundos sonrió un poco.

—Mi hermana.... lo sé, sé que ella tuvo una recaída.

Tome aire por la nariz y lo saque lentamente por la boca.

—¿Ella se lo ha dicho?

—...Si

—Bien.... entonces ¿qué hace aquí?

Bajo la cabeza y se movió un poco ansioso

—Necesito saber todo... necesito que me lo digas

—¿Por qué no se lo pregunta a Elaina?

—No me lo diría, la conozco y me contara los detalles, pero ocultara lo más importante.

No dije nada, después de todo es verdad. La Elaina misma me lo ha dicho.

"Cuando llegue el momento de decirle a mi hermano, solo le hare saber lo importante y cosas como las causas, las hare a un lado"

Sus palabras fueron claras, Elaina piensa contarle como recayó, pero no que lo provocó. Eso pondría furioso a su hermano, y sinceramente yo también querría matar a la persona que daño a mi hermana.

Si alguien llega a lastimar a Davet, no sé cómo reaccionaría.

Mordí mi labio y miré un momento mis pies, se lo desesperando que debe de sentirse, pero no ética me lo impide.

—Yo lo siento, no importan que tan cercano sea a mi paciente. No puedo dar información sin su permiso.

—Mara... por favor.... te lo suplico.

Di un paso atrás y el tomo mi brazo. Me suplico con una devastadora mirada, pero yo no puedo hacerle eso a mí paciente.

Negue suavemente y mi brazo se resbaló lentamente por su mano.

—Lo siento, yo no puedo.

—¿Como podría hacerlo...?

—Elaina te necesita, convéncela para que te deje acompañarla a las sesiones. Solo así, tal vez puedas enterarte de cada detalle.

Cenizas de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora