Capítulo 9

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Regrese a la sala con un vaso de agua de limón.

Davet lo bebió tan rápido que tuve que darle unas palmadas en la espalda ya que empezó a toser.

—Nadie te quitará la bebida.

—Mami, tengo sueño.

Sonreí y acaricié sus mejillas

—Vamos

Mire con una expresión de disculpa a William y el asintió. No tarde mucho en dejar a Davet en su cama y casi de inmediato se quedó dormido.

—¿Como has estado?

—Bien. Los moretones ya casi desaparecen y no me duele ya el cuerpo.

Me senté en el sillón frente a él y nos quedamos un momento en un incómodo silencio.

—El trabajo, ¿cómo va?

—Todo bien, ya terminé todo lo urgente y viene a verte.

No puede evitarlo, y las esquinas de mis labios se levantaron un poco.

—Gracias.

Mire su cara y note que aún tenía señales de los golpes que recibió.

—¿Ya no duele?

Antes de darme cuenta toque su mejilla y negó.

—No, ya no duele.

Suspire.

—Nunca me cansare de agradecerte, si no hubieras intervenido yo....

Baje la cabeza y trate de tranquilizarme cuando mi cuerpo comenzó a temblar.

—Ya paso todo.

Los recuerdos desagradables de una noche de hace 3 años, invadió mi mente. Después de este ataque, he estado reviviendo esos desagradables recuerdos durante pesadillas.

Es la segunda vez que soy salvada de un ataque. ¿Cuándo seré el próximo?

Solo en pensar en la respuesta, mi cuerpo entero se hunde en el miedo.

—¿Mara?

Una voz preocupada me hizo regresar a mi actual realidad, levante la cabeza y William ya estaba hincado frente a mí.

—¿Qué pasa?

Lo mire unos segundos aturdida y sonreí mientras negaba.

—Solo.... solo son los efectos después de tremendo ataque. Es normal, pasara dentro de unos meses.

Bebi de mi vaso y asentí.

—Ves, ya todo bien.

William tenía una expresión dura.

—Te conozco, sé que no estás bien. Puedo asegurarlo. Algo más pasa, ¿qué es?

Me sorprendí un momento, pero reí.

—Estas exagerando. De verdad es todo.

Nunca, nunca dejare que tú lo sepas.

—Y aunque así fuera, no le incumbe.

Decidí volver a trazar la línea con esas frías palabras. William se quedó paralizado un momento, pero sonrió con gracia y me miro con frialdad.

—Es cierto.

Mire hacia otro lado ya que no podía soportar el cómo me miraba. Pero casi de inmediato se puso de pie.

—Mi visita del día de hoy es para ofrecerle el servicio de seguridad.

Cenizas de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora