Capítulo 40 - Epílogo

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Una hermosa mañana comenzó para mí en el momento en que abrí los ojos, ya era un poco tarde y mi esposo no está a mi lado.

Sonreí al recordar con el paso de los segundos que día es hoy y me imaginé donde podría estar.

Sali de la habitación, baje con cuidado y lentamente las escaleras. El elevador aún sigue estando en buen estado, pero soy yo la terca que no quiere depender del el siempre.

"Siento que me oxido"

—Buenos días mamá— en el pie de las escaleras esta mi apuesto hijo, con el pelo desordenado y bostezando.

—Davet, cariño. Buenos días.

Lo abrace al bajar las escaleras y tomada de su brazo caminamos hacia el comedor.

—¿Tu hermana aún sigue dormida?

—Si, pero Angela ya fue a despertarla. Anoche estaba muy emocionada y no podía dormir, pero cuando comencé a leerle un libro de historia se quedó dormida a los pocos minutos.

Me reí, mi hija es idéntica a Will en apariencia, pero su personalidad es como la mía, también era así cuando era pequeña. Por otra parte, Davet se parece a mí, pero su personalidad es como la de Jim, lo único aparte es que no es un seductor como lo era su padre en la adolescencia.

—Por cierto, anoche que pasé por el pasillo los escuché discutir. ¿Pasa algo?

Hice una mueca y suspiré.

—Bueno, traje de nuevo la conversación sobre un nuevo hermano para ambos— Davet suspiró y negó suavemente.

—Mamá ya ríndete con eso, recuerda que tu cuerpo no podrá resistir. Además, Will te lo ha dicho siempre, con Maeva y conmigo, está más que contento. A pesar de que no soy su hijo biológico. Además, sumando que a tu edad un embarazo es sumamente arriesgado, será mejor que te olvides de ese asunto.

Bufé y me deprimí. Estoy en mis 37 años, aun soy joven, pero tiene razón al decir que ya no es una edad para embarazarse sin riesgo alguno.

—Envidio a Alice— Davet se río y entendí por qué ya que también lo hice durante mucho tiempo.

Tres años después de mi boda por la iglesia, Alice anunció su tercer embarazo. Parece que los ruegos de Andrew fueron escuchados, pero además de tener una niña también nació un niño.

Mi amiga casi muere al enterarse que tendría mellizos, y lo más gracioso es que Andrew estaba presumiendo a todo mundo mientras Alice moría por las contracciones que fueron mucho más dolorosas que sus anteriores embarazos.

—¡Mami! ¡Hermano!

Por fin la princesa de la casa y nuestras vidas llego al comedor tomada de la mano de Angela.

Corrió y me abrazo, le bese la mejilla y la abrace con fuerza. Después fue con Davet y lo saludo con un beso en la mejilla, Davet la levanto y coloco en el asiento continúo.

Davet la ama, es su hermana pequeña y la cuida de todo mundo. Me emociona imaginarme el futuro, sin duda el que tenga la surte de ser mi yerno la tendrá difícil al enfrentarse al hermano sobreprotector y al padre extremadamente celoso.

El desayuno llego pocos minutos después, ya que es un día especial se preparó la comida favorita de Maeva, panqueques con mucha miel y un vaso de licuado.

A Davet le trajeron unos sin miel ya que desde hace años comenzó a odiar las cosas muy dulces, y Maeva siempre se queja de eso.

—Hermano, hoy serás mi príncipe— le dijo Maeva a Davet con una tierna sonrisa.

Cenizas de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora