How we meet

1K 65 0
                                    

Daerhys estaba molesta. No entendía porque debía pasar los siguientes años de su vida en un internado ¿Es que acaso no la querían en casa? Claramente estaba siendo muy dramática, ya le habían explicado que siempre podría volver para las vacaciones, pero ella no entendía porque debía ir a un lugar tan lejano solo para estudiar.

Si, era una bruja, pero Daerhys creía que esa no era una excusa lo suficientemente buena para alejarse del Londres muggle.

¿Cómo crecería lejos de su ciudad?
Las luces, sus papas con pescado, las tiendas, ¿De qué serviría mandarla tan lejos cuando no sería feliz?

La mente de Daerhys iba a mil por hora pensando en todas las cosas negativas por las cuales ser feliz en aquel castillo sería imposible, pero todos esos pensamientos se paralizaron cuando vio las luces de Hogwarts. 

Era inmenso, o al menos eso parecía a los ojos de la pequeña Daerhys de 11 años.
Había leído la historia de Hogwarts antes de venir, pero ni siquiera en su imaginación pensó ver tal magnificencia arquitectónica.

A medida que se acercaban escuchaba como una señora de aspecto antiguo iba dando las indicaciones, debía estar presentable, la selección sería en unos minutos.

Su ansiedad aumentaba a medida que se acercaban a la puerta, y es que ella sabía que podía ser la primera a la que llamaran. Y como con las muchas hipótesis de Daerhys, en esta no se equivocó.

— Señorita Athens, pase al frente por favor, comencemos la selección. — la señora de aspecto antiguo había desenrollado un pergamino y de mala suerte Daerhys era la primera.

A medida que Daerhys avanzaba sentía las miradas curiosas de los demás estudiantes mas intentaba no pensar en ellas, caminó directo al sombrero, y aunque le pareció una eternidad logró llegar sin tropiezos a la silla.

Daerhys sabía que el sombrero le hablaría en su mente, por lo que no se sorprendió cuando escuchó su voz — ¿Una niña preparada no?, si hubieras sabido que hablaba seguro y te caías de la silla — Daerhys soltó una pequeña risa porque sabía que era cierto pero antes de poder contestarle, el sombrero ya estaba hablando — Bueno, empezemos con esto de una vez. Veo que tienes una mente algo extraña niña, dos polos opuestos ante toda situación, definitivamente no Slytherin ¿Quién sabe si esas serpientes te inclinan a tu polo oscuro? Y no me hagas hablar de Hufflepuff que ellos seguro te convierten en un terrón de azúcar blando. — Daerhys estaba confundida, ¿entonces iría a Gryffindor o a Ravenclaw? ¿Siquiera tenía las cualidades para ir a alguna de esas dos casas? — Está decidido, Daerhys Athens es GRINFFINDOR. — Los aplausos no dejaban de sonar en el comedor, ella era la primera Griffindor de ese año y su casa rebosaba de emoción.

Aunque Daerhys seguía un tanto confundida pensó que aceptar el destino que el sombrero seleccionador le había dado sería lo mejor, luego tendría muchos años para averiguar el por qué de su decisión, pero por ahora se dedicaría a disfrutar la cena.

                                ≈

La primera clase del día empezó bien, las cosas no iban tan terribles como Daerhys pensó que serían. De hecho, se sentía a gusto en el castillo y en su casa. Las personas eran amables con ella cuando se perdía o cuando las escaleras la llevaban a un piso que no era.

Su siguiente clase era Herbología, al llegar la profesora no los dejó sentarse a su gusto. Los dividió en grupos según sus casas y luego les entregó una planta a cada uno. Primer día y ya quería un informe de alguna planta que probablemente nunca hubieran visto.

Aunque Daerhys no se sentía tan nerviosa como los demás, su padre era Medimago y su madre muggle era una empeñosa jardinera. Pasó su vida rodeada de plantas ¿Qué tan mala suerte tendría para que le entregaran una planta poco común?

La profesora le asignó junto a un chico de gafas que parecía de todo menos concentrado en la clase, aún así pensó que ser cordial le serviría para poder hacer bien el trabajo. 

—Hola, soy Daerhys, supongo que seremos compañeros. — el chico se volteó, le dió la mano y le sonrió. 

—Un gusto Daerhys, soy James. James Potter.

El chico tenía cabello castaño y ojos claros, algo lindo a la mirada de Daerhys. Aunque no lo pudo observar por mucho tiempo porque la profesora se acercó y les entregó una planta para empezar a trabajar.

— Es una planta — decía James mientras miraba a Daerhys — con hojas verdes. Hasta aquí llegué. Se ve como cualquier planta de jardín. Verde y viva. No tengo nada más Dae, es todo lo que te puedo decir de información. Lo siento.

A Daerhys le gustó el apodo que James le había dado y aunque no había aportado casi nada al trabajo, ella atinó a sonreírle.

— Está bien James, nadie que no hubiera leído el libro de clase antes hubiera adivinado que planta es. Este es un Agapanto.

— ¿Tu leíste el libro antes de clase? — preguntó James con algo de curiosidad.

— No — contestó Daerhys mientras negaba con su cabeza — En realidad esta es una planta que tenía en casa, el Agapanto es la flor del amor.

— ¿Del amor? — James miraba la planta mientras fruncía el seño — ¿Cómo es eso posible? Yo veo solo una maceta con un par de hojas, no le veo nada especial. 

Daerhys lo entendía, la planta aún no había florecido y se veía algo común. 

— Esta planta representa el amor, James. Ahora ves una planta simple en su maceta, pero con cuidados constantes va a florecer y verás como brotan sus flores, es algo muy bonito de ver. 

— Tú eres la experta aquí Dae — James la miró y luego a la planta — Confío en lo que dices. Seremos muy buenos compañeros. 

— Realmente espero que sí — le contestó Daerhys mientras comenzaba a regar la planta. 

Lo que ella no sabía es que ese Agapanto los terminaría representando a ellos.

«Agapanto del griego Ágape»

«Ágape, amor incondicional y reflexivo, amor que busca el bienestar de la persona amada antes del que uno mismo»

DicotomíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora