Rejected

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Todo Hogwarts lo había escuchado, los gritos en el pasillo del tercer piso eran el chisme del día, y aunque James Potter había sido rechazado muchas veces por Lily Evans en estos años, esta vez era diferente.

Evans le había dicho todas sus verdades a la cara y había sacado a relucir todas sus inseguridades en menos de 3 minutos, la confianza que James había adquirido con los años fue destruída en tan solo un momento. 

«Ególatra, idiota, desinteresado, abusivo, mujeriego, egocéntrico»

Todos esos adjetivos y más los había gritado Lily Evans, ella no soportaba a James, no lo podía ver ni en pintura.

Daerhys siempre pensó que Lily era algún tipo de capricho de James, "la chica que nunca le hizo caso", la consideraba inconquistable y eso para él era inadmisible. 

Aunque Daerhys no quisiera admitirlo en ese momento, su mente tan blanco-negro no le permitía ver las áreas grises en las personas, no le permitía ver las fallas en James, claro que no. Ella veía en James un chico bueno, uno que acababa de ser lastimado sin motivo. Uno que necesitaba apoyo.

Por lo que, apenas terminó su última clase, subió corriendo a la sala común de Gryffindor, subió a las habitaciones de los chicos y busco la puerta del castaño y la empezó a tocar con desesperación.

Remus estaba con James intentando consolarlo, el abrió la puerta cuando Daerhys llegó.

— Hola Erys, él está debajo de sus sábanas, no quiere salir, dice que su vida se acabó y que sin el amor de Evans no vale la pena vivir — lo dijo intentando tener un tono triste pero sonó burlesco por lo absurdo de las palabras. — Espero que un poco de perspectiva femenina pueda aclarar su mente — dijo antes de cerrar la puerta y dejar a Daerhys con el chico del corazón roto.

Daerhys se acercó lentamente y se sentó junto a él, jaló un poco la sábana para verle la cara y lo encontró con los ojos llorosos, le partía el corazón verlo así.

— No llores Jamie, esa bruja pelirroja no merece tus lágrimas — Vio que el rió ligeramente e intentó limpiarle las lágrimas con el borde de su suéter.

— No lo entiendes Dae, ella… — se le quebró ligeramente la voz — Ella me odia, yo solo quería que aceptara salir conmigo, no sé qué hice mal, solo queda este año, luego nunca la volveré a ver.

A Daerhys se le rompió el corazón ligeramente, es cierto, solo quedaba ese año, luego cada quien tomaría su camino, y probablemente ella nunca vería a James otra vez, a menos que tuviera algún problema que ella pudiese solucionar (como en cada uno de los últimos años).

Le pareció curioso como ella siempre estaba lista para consolarlo cuando algo salía mal, pero cuando ella estaba en medio de una crisis, él nunca aparecía.

Pero ese era un pensamiento vago al que Daerhys no le dió mucha importancia, quizás solo era una idea fuera de lugar.

Intentó tomar toda la inspiración posible para consolar a James con sus palabras — Escucha Jamie, no puedes forzar a alguien a que guste de ti — Daerhys se hubiera ahorrado muchos problemas futuros si hubiese escuchado su propio consejo — Lo único que puedes hacer es estar junto a esa persona, puede que no acepte tu amor pero al menos se lo demostraste, ella pierde, no tú — lo dijo con suavidad para intentar transmitirle calma.

James se sentó y la miró — Todo sería más fácil si me gustara alguien más — seguía mirándola fijamente — Así no desperdiciaría mis sentimientos con quién me odia.

La mirada de James era fija en ella, y aunque Daerhys no lo sabía, James Potter se estaba proponiendo a sí mismo olvidar a Lily Evans, bajo cualquier costo. Sea como sea. Sea con quién sea.

— No puedes manejar tus sentimientos Jamie, el corazón quiere a quien quiere, no puedes luchar con el amor — en realidad Daerhys no sabía para que incluía el tema del amor, ella creía que James no amaba a Lily, pero era más fácil seguirle el juego que confrontarlo para que acepte su tonto capricho por ella.

Pero James ya no estaba escuchando, para él, todo era una tema de voluntad.

Se olvidaría de Evans y disfrutaría su último año con sus amigos. Sin pelirrojas de por medio.

Pero lo que él no sabía es que intentar controlar lo que sientes por alguien solo crea desastre.

Y ese desastre alcanzaría a todos a su alrededor.

DicotomíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora