CAPITULO 4

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No podía creerlo, acaso estaba tan cansado que ya estaba soñando?, se estaba volviendo loco, pero estaba ahí, en el pasillo, dormida a un lado de su puerta ...parecía un ángel; cuánto había cambiado!... estaba más hermosa de lo que recordaba; sus rizos sostenidos en una media coleta, parecía más alta, se podía notar que su figura había adquirido unas curvas pronunciadas, su pequeña y respingada nariz aún conservaba esas hermosas pecas, las que tanto amaba, esos labios carnosos y bien delineados eran una tentación y debajo de esos parpados cerrados y tupidos de unas largar pestañas, estaba seguro se encontraban esos ojos que un día lo habían cautivado al verlo con amor.

Sí, ahí estaba, cierto? Tenía miedo de despertarla y darse cuenta que sólo era uno de esos hermosos pero efímeros sueños... qué debía hacer?... se arriesgaría a perder esos escasos minutos de felicidad?

No fue necesario tomar una decisión, pues esos ojos se abrieron de repente, y al fin se volvía a reflejar en ellos... ya está! ya podía morir tranquilo, su sueño se había hecho realidad, pidió tanto volver a verla y que ella lo viera como antes, con ese cariño que sólo ella podía dar con una mirada.

Estaba soñando con esos maravillosos días en Escocia, cuan feliz había sido junto a ese chico que la cautivo en un barco y la enamoró en el colegio, de repente en medio de sus sueños sintió un aroma que ella nunca olvidaría, era su perfume... era él...entonces abrió los ojos para corroborar que su olfato no le mentía, y sí, ahí estaba él mirándola, había cambiado, estaba más atractivo, si eso fuera posible; se veía que estaba más alto, los hombros más anchos, se había recortado el cabello, seguramente por su papel en Hamlet, le quedaba tan bien, sus facciones un poco más maduras, pero sus ojos... no habían cambiado, aún la miraban con amor, pero... acaso se veían tristes? En ese momento supo que hizo bien en ir a buscarlo, Dios!... podía ver amor en ellos pero también angustia y mucho dolor... acaso él estaba sufriendo?

-Terry...

-Estás aquí, no es un sueño... de verdad estás aquí- decía con lágrimas en los ojos mientras la envolvía en sus brazos, tenía miedo de soltarla y que ella se vuelva a ir, esta vez no lo soportaría.

-Terry... Terry – estaba llorando su Terry estaba llorando, estás sufriendo Terry... perdóname por ser una cobarde, perdóname Terry! –Se repetía Candy mientras lágrimas salían de su ojos- Terry... yo... yo vine por ti...

-Pecosa... mi pecosa, por favor dime que vienes para quedarte, que vienes a salvarme de mi miseria... por favor mi amor, sálvame como lo hiciste una vez- decía Terry aferrándose más a la rubia.

-No Terry, vine para que seas tú quien me salve... Terry, yo te necesito en mi vida, ya no puedo ni quiero vivir sin ti- Candy sólo sintió que sus labios eran tomados por Terry, la estaba besando, como tantas veces soñó, como lo había deseado por mucho tiempo, había pasión y sobre todo amor en ese beso, de repente Terry rompió el contacto, no por gusto, claro!, sino porque aún estaban en el pasillo y no quería exponer a Candy ante algún curioso.

-Ven Pecosa, entremos- dijo ayudándola a ponerse de pie y guiándola dentro su departamento.

Estaban nerviosos, no sabían que decir. Entonces Terry rompió el silencio.

-Ponte cómoda, prepararé un poco de té – estaba inseguro, tenía miedo de haber imaginado lo que Candy le había dicho. Tantas veces imaginó diálogos similares entre ellos, que ya no estaba seguro si lo dijo o no.

-Está bien, gracias- Candy examinaba su departamento, no había cambiado nada. Seguía siendo ordenado. En su rostro se formó una sonrisa al imaginar que tal vez pronto ella podría encargarse de la limpieza y arreglo del departamento.

-A qué se debe esa sonrisa Tarzán pecoso?- Terry la había estado observando y se llenó de alegría al ver como ella quería conocer su espacio, y mucho más al ver esa sonrisa.

Luchare por ti mi amor🥰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora