Capítulo 7

148 8 22
                                    

《La inquietud de Mitsuki, el llamado prodigio, los planes en marcha y lo más importante para ella》

Tras el colapso emocional de Yumiko, Mitsuki hizo salir de aquella habitación tanto a Shiro como a Ao, a pesar de que querían ser estos quienes consolaran a la hechicera, sobretodo Ao, quien se había asegurado de consolar a la joven en todas y cada una de sus bajas.

Con el pensamiento de darles un momento a solas, Mitsuki tomó las riendas del asunto y mando a Ao a tratar de hayar a Itadori y a Shiro a revisar el perímetro, avisando que ella saldría a revisar más lejos.

Mitsuki estaba en guardia, se sentía inquieta, como si algo estuviera por pasar o como si ya estuviera pasando.

Aprovechando que era un fantasma, cruzaba las calles importandole poco si debía cruzar o no, pero se sorprendió al ver a nada más y nada menos que al que parecía ser Geto junto a 3 maldiciones, se oculto de sus vistas antes de que la vieran y aunque pensó seriamente en seguirlos, ese Geto le causaba una mala sensación (eso y sin contar a las maldiciones que estaban con él), como si fuese capaz de acabar con lo poco (por no decir nada) que le quedaba de vida sin que ella siquiera lo notará, así que en vez de eso, solo los siguió de vista hasta perderlos, mientras se debatía en su mente si contarle o no lo que había visto a Yumiko, con lo emocional que se ponía cuando hablaban de Geto, ¿cómo reaccionaría si le dijera que lo vio? ¿pensaría en todo caso que se encontró con su alma o se ilusionaría con la pequeña posibilidad de que éste, este vivo?

Mitsuki se creía incapaz de dañar a la chaman, pero que el cuerpo de un muerto se mueva y no porque lo manejen hilos, era preocupante.

La rubia no lo había notado en un principio, pero alguien la estaba vigilando. La joven fantasma se dirigió a un lugar más desolado, no quería involucrar a gente inocente si es que se veía obligada a pelear.

Por otro lado, Ao miraba todo a su alrededor en busca de alguna señal que indicará que iba por buen camino y que pronto encontraría al chico al que buscaba.

El oji-azul se detuvo abruptamente al notar como con cada paso que daba, sonaba como si estuviera pisando agua (algo que momentos atrás no pasaba), cuando iba a mirar hacia abajo para confirmar sus sospechas, escuchó la voz de la maldición que parecía que le quitaría el control en cualquier momento, pero no sólo oyó esa voz, si no que también la de aquel al que buscaba.

Bueno, parece que olvidaste que fui yo quien curo tu brazo. - dijo Sukuna.

– ¡¡Y justo después de eso me arrancaste el corazón!! - le reprochó Itadori y volvió a hablar. – No me agrada estar contigo después de morir, pero... ¿Estamos en el infierno...? Esto es perfecto. Te haré llorar.

¿Cree que esta muerto? ¿Sukuna impidió que viera lo que pasaba en el exterior? ¿No escucho siquiera lo que mi pequeña shinigami le dijo? - pensó el espíritu, manteniéndose en aquella oscuridad en lo que el pelirosa lanzaba un hueso que él no llego a identificar desde su posición, aprovechando que ni Sukuna ni Itadori se dieron cuenta de su presencia, pero sabiendo que era cuestión de tiempo para que el 'rey' lo notará.

– Prepárate. - le dijo Itadori a la maldición, sin notar la atenta mirada de cierto teñido.

No es necesario. - le contesto la maldición. – Desde un principio estaba apuntando... - pensó Sukuna segundos después.

– Vas a caer por eso. - le dijo Itadori al 'rey'.

... ¡Al suelo! - pensó teniendo a cm la pierna del chico, la cual esquivo como si nada. – Eres tan aburrido. - dijo con una expresión que Ao interpretó que era de completo aburrimiento (ya que por la lejanía y altura a la que tanto la maldición como el joven hechicero estaban, no podía oírlos, menos por el tono que usaban) después pateo al menor, tirandolo del enorme hueso sobre el que estaban "peleando", porque aquello no podía llamarse pelea.

Mi Mayor Problema |Jujutsu Kaisen|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora