Capítulo 8

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《La caída de un guardián e Itadori vuelve》

Mitsuki volvió a esquivar el zarpazo de la bestia de la persona frente a ella, extrañamente ni hacerse intangible ni invisible servía para salvarse, ¿qué clase de ritual era ese?

Mitsuki tomó con fuerza la katana que siempre llevaba con ella, y, enfundando y desenfundando, paso de un extremo a otro, generando un gran y largo corte en la bestia, que desapareció como si no le hubieran hecho ningún daño antes.

La rubia no tenía un cuerpo físico, por lo que era imposible que se cansará de forma física, más no mental. La de ojos castaños bien sabía que ese combate podía perderlo, su victoria pendía de un hilo, bastaba con ver a lo que se enfrentaba, cuanto tiempo llevaban peleando (que como era un espíritu no sé cansaba, podía luchar por días y aun así verse como nueva, pero mentalmente estaría al borde del colapso) y las heridas que extrañamente lograron hacerle, no es que a Mitsuki le costará domar a las bestias (la misma, había "domado" a cierto oji-azul teñido de azabache y salido ilesa en el proceso, y hay que domar a esa "bestia"), si no que los cortes de la rubia no parecían tener ningún efecto en la bestia y la oji-castaña sentía que aún si usaba su ritual perdería, por otro lado, la fantasma no sabía que es lo que querían de ella, ¿debía fingir perder, dejar que la capturen y lleven a su base para después descubrir que planean? Pero hacer eso sería humillante para ella y haría preocupar a los demás...

Aunque si eran parte de las personas que acabaron con ellos en su misión, Haru y Kenji hace años, la joven podía darse una leve idea de lo que pensaban, "si los guardianes caen, la princesa queda desprotegida", ¿verdad? Si era así como pensaban, entonces, harían que Shiro y Ao caigan también (o por lo menos lo intentarían), pero para la chica era obvio que si la hacían caer a ella primero, cierto chico denominado 'genio', no duraría en hacerlos cenizas (a pesar de que el mismo no era su ritual) "por tocar lo que por derecho, le pertenece", Mitsuki ya se lo imaginaba, entrando por la puerta principal con un rostro calmado, una mirada fulminante a todo aquel que no fuese ella y un aura oscura que haría temblar al mismísimo satanás; luego, acabaría con todos sin misericordia, y, solo en casos especiales, recurriría a la tortura, después, la buscaría de punta a punta hasta hayarla y dependiendo de como de bien este ella, dependería de como haría sufrir al resto que se encuentren todavía con vida (si es que están con vida para ese momento), ya para cuando salieran de ahí, Ao se aseguraría de quemar la base con los cadáveres dentro y se la llevaría en brazos (al estilo nupcial) a casa, donde la mimaria y no la dejaría ir de su lado por lo menos por 2 semanas. ¡Oh, pero que bien sonaba eso! La rubia agradeció en su mente el que se pudiera soñar, de lo contrario, no habría tenido tan magnífico sueño despierta. Sueño que hizo a la oji-castaña bajar la guardia y que para cuando salió de su burbuja, la tenían dentro de lo que parecía ser ¿un frasco de tamaño humano? Y la estaban metiendo en una furgoneta, ¿qué tanto se perdió en su mundo?

Mitsuki se sonrojó de pies a cabeza, la habían vencido sin necesidad de recurrir a usar tanta fuerza, de forma mental, la joven se regaño por pensar en el oji-azul en vez de centrarse en la pelea, esa era una forma muy vergonzosa de perder y por supuesto que ni Ao ni los demás debían saber, sobretodo Ao.

– Solo me distraje dos segundos... ¿tardaremos mucho en llegar a la base? - murmuro bajo, sin tener la intención de ser escuchada, aunque no había nadie además de ella en esa parte de la furgoneta.

Mitsuki trato de atravesar el frasco y recibió una descarga eléctrica, que la hizo dejar de intentarlo, ya sabía porque no había guardias en esa parte de la furgoneta.

Mi Mayor Problema |Jujutsu Kaisen|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora