Lucero

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1 de Diciembre del 2004

Llegó el cumpleaños número once de la pequeña Jolyne.

Afortunadamente, para entonces, Jotaro no tenía ninguna misión y pudo disfrutar en tranquilidad del cumpleaños de su pequeña.

Noriko y Jotaro se encontraban preparando la comida para la fiesta mientras Jouta alistaba a sus hermanitas.

Shizuka, quien llevaba siempre el cabello suelto y corto, no le dió nada de trabajo, pero Jolyne exigió su peinado complicado de siempre: sus dos bollos con trenzas.

Jouta soltó un suspiro y se puso manos a la obra con el cabello de Jolyne. Mientras peinaba delicadamente a su hermanita para no estirar su cabello, pensaba en su padre y en la conversación que habían tenido cuando llegó de su último viaje. En el fondo, Jouta sentía que algo no andaba bien con respecto al trabajo de su padre.

“¿Tendrá una doble vida?”. Pensó él en un momento.

Mientras finalizaba el peinado de Jolyne con unas horquillas, a Jouta se le vino a la mente una idea en la que venía pensando hacía tiempo: hackear la laptop de su padre.

Disimuladamente, Jouta guardó una de las horquillas que estaba utilizando para peinar a su hermana en el bolsillo de su chaqueta, ya que, como plan B, la utilizaría para entrar al estudio de su padre en caso de no encontrar nada en su laptop.

-Listo -. Dijo Jouta con una sonrisa, satisfecho con su trabajo.

-¡Guau, Jouta! ¡Me lo dejaste precioso! -. Exclamó Jolyne contenta.

-De nada, hermanita. -. Acto seguido, Jouta la abrazó y le dió un besito en la mejilla antes de dejarla ir a jugar.

Cuando Jolyne salió de la habitación con Shizuka, Jouta se quedó taciturno frente al espejo del tocador, pensando en todas las actitudes raras de su padre: era críptico con sus llamadas telefónicas, siempre se iba de viaje por tiempo indeterminado y, cuando volvía, no se lo veía ni feliz ni satisfecho, todo lo contrario, se veía harto y demacrado...

-Tienes un secreto y voy a averiguarlo, papá… -. Dijo Jouta en un suspiro.

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En la madrugada, Jouta vulneró la seguridad de la laptop de su padre desde su computadora. La información que encontró sobre el trabajo de su padre estaba escrita en código. Sin embargo, descifrarlo a Jouta le llevó menos de una hora.

Lo que leyó de los documentos le heló la sangre.

Se pasó la noche entera leyendo a toda velocidad y procesando psíquicamente todo aquello de lo que se estaba enterando. No sólo se enteró del pasado de su familia, sino también de los poderes de los que eran dueños.

Jouta tragó saliva con dificultad. Sus manos temblaban sobre el teclado y su mirada estaba fija en la pantalla.

La historia de Jonathan Joestar, Dio Brando, la Fundación Speedwagon y los stands estaba toda allí.

Jouta siempre pensó que su abuelito Joseph era muy imaginativo… Resulta que todas aquellas historias eran ciertas.

-¿Todo este tiempo…? ¿Todo este tiempo estuviste arriesgando la vida, papá? -. Se preguntó Jouta con un hilo de voz, sintiendo las lágrimas formándose en sus ojos amatistas.

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A la mañana siguiente, mientras la familia desayunaba, Jouta no dejaba de mirar a su padre. Jotaro se percató de esto enseguida y con el ceño fruncido le preguntó a su hijo si le sucedía algo.

Rosas y espinas (Jotakak)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora