Capítulo 1

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—¿De nuevo estás aquí? —pregunté lanzando un suspiro al aire y mirando al chico que acababa de entrar a la habitación con evidentes golpes y manchas de sangre en su cuerpo— ¿Cuándo vas a dejar de pelear?

—Deja de sermonear como si fueras cercano a mí. —gruñó Yoongi.

Conocía a este "chico problema" desde el preescolar, pero él tenía razón, nunca fuimos precisamente amigos ni nada por el estilo. En cuanto a mí, la verdad prefería evitarlo. Yoongi era sinónimo de problemas, y a mí no me gustaban, huía de ellos y los evadía lo mejor posible; la vida pacífica siempre es mejor.

Curiosamente aquello había sido casi imposible, siempre terminábamos en el mismo salón, sentados uno al lado del otro de forma incómoda, cualquiera diría que ya deberíamos ser amigos pero nuestra relación era bastante extraña.

En todo caso Min nunca fue violento conmigo, pero lo vi ser violento con muchas personas.

Saqué algodón y alcohol del botiquín escolar y unas pequeñas gasas por si las dudas. Con cuidado me acerque a él, ya había aprendido que no le gustaba mucho la cercanía de otras personas, se ponía especialmente irritante. Limpie las heridas de su cara agradeciendo que no eran muchas ni graves, sería un total desperdicio dañar su rostro que estaba casi, casi esculpido por los mismos dioses. Puse algunas curitas en sus heridas, también vendé sus manos, y le di una palmada en la espalda.

—Listo, ya estás. Trata de no meterte en problemas. Te daré unas pastillas para el dolor que debes tomar cada ocho horas.

Yoongi las tomó como quien no quiere la cosa y salió como todo un perro gruñón por la puerta de la enfermería escolar.

Mi madre trabajaba aquí como médico, por lo que de forma regular solía ayudarle la mayor parte del tiempo, y aunque no era un experto tampoco era un ignorante; solo cuando había situaciones demasiado graves se lo dejaba todo a mi madre.

Ella apareció después de un rato con una taza de café.

—Siento que voy a vomitar… —dijo tallando, más bien sobando, su estómago.

—Déjame adivinar, de nuevo comiste como si fuera el último día. —sonreí, había algo adictivo en la comida de la cafetería que ni ella ni yo nos quedamos satisfechos con una porción.

—Esa mujer tiene algo, creo que hizo un tipo de amarre para que nos volviéramos adictos a sus platillos. Hoy hizo pan francés... —se sentó en la silla de la oficina y desabrochó el último botón de su pantalón— y tragué como cerdo.

—La gula también es un pecado —le dije mientras me ponía mi sudadera—. Es hora de que vaya a clases.

Me despedí dándole un beso en su mejilla. Mi madre sonrió y palmeó mi cabeza.

—Te veo en la casa. —me dijo y asentí, eso quería decir que me iría solo en el microbús.

—Min es el problema, él se acostó con la chica de Jungkook, así que se merecía esos golpes.

Escuché por los pasillos sobre la pelea que había tenido Yoongi y suspiré de nuevo.

Me senté a su lado y lo miré mientras recargaba mi rostro en la mesa, él estaba mordiendo la punta de su bolígrafo con la mirada fría y espeluznante.

—¿Fue por una mujer? —pregunté sin saber por qué— ¿La querías?

No entendía por qué a pesar de evitarlo también quería saber sobre él. No entendía por qué mi corazón se entristecía cada que lo miraba lastimado. Ya había explicado que nuestra relación era muy rara, o al menos yo era muy consciente de su persona.

Tal vez tenía un trastorno de bipolaridad sobre mi relación con Yoongi. Solía evitarlo, debía hacerlo, y aun así, siempre quería saber sobre él... Ser cercano a él.

—Ocúpate en tus asuntos, Park. —fue su corta respuesta.









MALA VIDA. ➸yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora