Capítulo 2

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Regresé a casa y lo primero que hice fue preparar palomitas de maíz, cortar un limón, y buscar salsa picante.

Me tiré al sillón grande de imitación de piel color chocolate que teníamos en el centro de la sala y crucé mis piernas acostado, tomé el control de la televisión, me metí a lo único que valía la pena, mi querido Netflix, dispuesto a ver la última temporada de "Suits", solo porque tenía un no sé qué por los sexys abogados. 

Hice mi tarea mientras veía la televisión, obviamente poniendo más atención a la TV que a mi libreta.

Mi madre siempre decía: "Jimin, no puedes hacer dos cosas a la vez sin que una te salga mal". Y yo le respondía con un: "quieres apostar".

Fingía que sí podía, pero en realidad cuando se trataba de mi tarea, la mayoría de las veces no sabía qué estaba leyendo por estar más concentrado en ver a mi guapo abogado. 

Mamá llegó muy tarde. Calenté la cena y le serví en un plato de cristal. Le di un beso en la mejilla y, antes de salir de la cocina para irme a acostar, le dije:

—Buenas noches, má.

Miré mi calendario con una fecha marcada ahí.

9 de marzo; el cumpleaños de Yoongi.

Siempre le daba algo que él aceptaba renuentemente, pero guardaba en su mochila con discreción.




—Hola, eres compañero de mi hijo, ¿verdad? Soy la madre de Min Yoongi, ¿lo conoces?

El niño asintió mirando a la mujer.

—En una semana es su cumpleaños y le estoy organizando una pequeña fiesta, por favor, ve.

Jimin tomó la invitación y asintió con gusto, tal vez aquella sería su oportunidad para hacerse amigo del otro niño, que hasta ahora no dejaba que nadie se acercara a su lado.

La semana pasó rápido, y le había pedido dinero a su mamá para comprarle un regalo a Yoongi; no era algo muy grande, pero esperaba que la pista de carreras le gustara.

Su mamá le había dejado en la puerta de la casa de la señora Min y le había dicho que lo recogería en la tarde.

Tocó la puerta y la mujer apareció con un bonito vestido rosa floreado y su cabello amarrado en una cola.

—Llegaste temprano. —dijo ella, y lo hizo sentar en la mesa que había preparado, donde se veían bastantes bocadillos y frituras.

Un pastel de chocolate estaba en medio de la fiesta, y Yoongi estaba sentado enfrente.

—Hola, te traje esto… —le sonrió— Espero que te guste. 

—Hola, y gracias. —había respondido el otro niño demasiado serio como para que estuviera celebrando su cumpleaños.

Dos horas pasaron y Jimin empezó a lagrimar.

—¿Por qué lloras? —le preguntó Yoongi.

—N-No es justo —chilló—. Fuiste tan amable en invitarnos, tu mamá preparó un rico pastel... comida deliciosa, y nadie vino.

—Siempre es así, nadie viene a mi fiesta. Deja de llorar.

—Pero no puedo —chilló más fuerte— ¿No te duele?, ¿no te sientes triste?

—La primera vez sí lloré, después entendí que lo merecía. 

—¡No lo mereces!

Dicho eso, salió corriendo hasta su casa.




Yoongi no volvió a hacer una fiesta, pero Jimin siempre se acordaba de darle un presente.









MALA VIDA. ➸yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora