Capítulo 6

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—Ummm, ¿por qué tengo que subir? —me crucé de brazos indignado— Vine con mis amigos, regresaré con ellos.

Volvió a tomarme del brazo.

—No vas a ningún lado, ¿para qué quieres regresar? Todos ahí te ven como carnada fresca y, ¿dónde estaban tus amigos cuando ese hijo de puta intento drogarte?

No supe qué decir, no cuando él tenía varios puntos a favor.

—¿Qué harás tú? —pregunté.

De pronto vi a la chica de hace rato salir y caminar hacia nosotros, bueno más bien hacia Yoongi.

Él la miró y le sonrió coquetamente.

—Estaré algo ocupado. Deja de preguntar cosas tontas y sube al taxi.

—No quiero. —me alejé, pero volvió a tomarme del brazo.

—Deja de ser necio, Jimin, ¿que no ves que me preocupo por ti?

Me quedé quieto por la revelación, pero no, no iba a caer en su juego, solo estaba tratando de convencerme de regresar a casa. Además, tenía que despedirme de mis amigos.

—No, voy a regresar.

—Maldita sea, no me importa si tengo que subir al taxi contigo pero no regresarás ahí para que un montón de tipejos te arrimen sus cosas. 

Lo miré a los ojos, haciendo los míos más pequeños, tratando de retarlo.

—Eso quiero verlo.

De pronto fui empujado dentro del coche.

Iba a decir algo hasta que se subió a mi lado y le dio mi dirección al taxista que resopló un "por fin".

—¡Oye! ¡Yoongi! —le llamó la chica— ¿A dónde vas? ¿vas a dejarme?

Me acerqué a la ventana subiéndome prácticamente encima de Yoongi.

—¿No lo estás viendo? Se va conmigo —le mandé un beso— Adiós... perra.

Ella me miró indignada y Yoongi me regresó a mi lugar, tocando mi frente; el taxi ya había arrancado.

—No tienes fiebre —dijo—. A ver sóplame. 

—Solo tomé refresco. 

Frunció el entrecejo aún más.

—¿Quién te enseñó esas palabras? No puedes decirle perra a una mujer, número uno por respeto y dos porque no sales vivo.

Hice un pequeño puchero por su sermón.

—Haesun. —respondí. 

—Y seguramente ella te hizo vestir así —asentí—. No creo que ella sea buena compañía para ti.

Sonreí.

—Sabes que ella debe pensar lo mismo de ti.

—Pero ella y yo somos diferentes. Yo no estoy cerca de ti como una plaga, no puedo influenciarte.

Yoongi no dijo más, se quedó viendo por la ventana con el típico ceño fruncido de siempre, los brazos y piernas cruzadas.








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El taxi se estacionó afuera de mi casa.

—Ya, sal; directo a tu habitación y abrígate bien.

—Sí, mamá —le dije tratando de mejorar su humor—. ¿Vas a ir a casa o regresarás al bar?

—Supongo que iré a casa.

Me sentí un poco más relajado.

—Gracias Yoongi, por ayudarme y defenderme. —me acerqué para darle un beso en la mejilla.

—¿Y eso? —preguntó como si acabara de hacer la cosa más rara del mundo.

—Es por ayudarme, solo y exclusivamente para ti y nadie más.

—Eso lo hace sonar especial. —se burló.

—Lo eres —respondí mientras salía del auto—. Buenas noches Yoongi, sueña con los angelitos. 

—¿Me estas pidiendo que sueñe contigo?

El taxi ya había arrancado, pero yo seguía ahí clavado al piso como una estatua.

¿Acababa de coquetear conmigo o era solo mi imaginación? 











MALA VIDA. ➸yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora