Capítulo 10 EDITADO

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Maratón (1/3)

Ya llevaba 2 semanas y media con este entrenamiento espartano, mis ánimos estaban por los suelos, sentía que ya no podía mas pero recibía aliento de todos, incluso de Wyatt quien me ayudaba enseñándome técnicas más fácil que se ajustaran a mi tamaño/peso para poder defenderme y contraatacar sin salir muy mal herida en el intento.

Con Alex no hablábamos mucho tampoco, los tiempo de relajarnos y hacer tonterías se habían acabado, solo disfrutaba mis descansos durmiendo o perfeccionando mi entrenamiento, que esos eran tristemente un día a la semana.

De pasar a estar todo el entrenamiento en el piso, pase a estar casi todo el tiempo parada, defendiéndome incluso a veces contrataba, aunque no me daba muchas posibilidades de hacerlo.

Veía como cada día Jazmín estaba más y más embobada de Aaron, este se regocijaba por eso.

Después de cada entrenamiento me llevaba a la casa con la excusa de verla.

Padre lo aceptó ya que era fuerte y podía protegerla, además que era educado e inteligente.

JA.

Siento un golpe en mi costilla derecha, veo como Aaron lo disfruta.

-¿Confiada? ¿crees que puedes distraerte conmigo?-. me intenta dar un izquierdazo pero lo bloqueo por debajo dándole un codazo en su mentón aprovechando la posición.

Huelo a sangre y me alejo para ver su cara de ira. le sostengo unos segundos la mirada hasta que escupe un poco de sangre aproximándose a contra atacar sin piedad.

-Ya es hora de volver a casa-. escucho de lejos la voz de mi hermano pero no me puedo mover.- ¡¿qué mierda te pasa?!-. escucho sus pasos apresurados para socorrerme-. esta vez te pasaste maldito hijo de puta.

-Yo solo la estaba entrenando, no creas que sus rivales tendrán piedad.

-Piedad me vas a rogar maldito animal-. escucho como los huesos de Wyatt truenan y veo como se abalanza sobre Aaron.

Le rasguña el pecho pero este lo empuja con una patada. Se pone en posición de defensa mientras espera que se vuelva a abalanzar lo cual no se demora en hacer logrando recibir otra patada, pero esta vez en el hocico, escucho como cruje y Wyatt gruñe.

Vuelve a intentar aproximarse sin embargo antes de que le volviera a pegar se aferra con sus dientes a su pie azotándolo con el duro piso sacándole el aire de los pulmones.

Lo tira al aire y salta sobre él pero se transforma en el aire dejando ver un lobo café rojizo, como si fuera un zorro, solo que un poco más grande.

Los dos se gruñen en posición de ataque, de la nada se une un tercer gruñido que los hace temblar.

Mi padre llega y les indica que se detengan inmediatamente.

Siento los brazos de mi hermano levantarme, los cuales emanaban mucho calor al igual que todo su cuerpo.

-Ni se te ocurra mirarme-. dice gruñendo.

Me río levemente pero me detengo ya que duele un poco.

-Ni que lo quisiera hacer, estúpido.

Pasamos por al lado de mi padre quien lo mira con desaprobación.

-Hablaremos en la casa.

-Oh, claro que hablaremos-. dice mi hermano enojado mirándolo serio-. No puedo creer que permitas que quede en estas condiciones.

-Dije en la casa-. nos deja de mirar para mirar a Aaron-. Tu también vendrás.

-Si alfa-. dice solemne. Patético.

Siento como tiran de mí para que avance pero yo me separo de su agarre y comienzo a caminar sola.

Al llegar me meto en la tina que estaba llena de agua con plantas medicinales para calmar el dolor de los hematomas y ayudar a la cicatrización.

Me dolía cada parte de mi cuerpo y tristemente ya me había acostumbrado a eso, solo me aliviaba pensar que cada día que pasaba era un día más cerca de que se detuviera esto.

Cerré mis ojos y me sumergí en el agua para no escuchar nada, solo podía ver como el agua había tomado un tono verde por las plantas y las flores de diferentes colores flotaban dispersas sobre la superficie.

Escucho murmullos a lo lejos, se que estaban discutiendo por mi, así que me hago de ánimos para levantarme botando un poco de agua en el piso. Tomo una bocanada de aire preparándome para lo que vendrá.

Después de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora