🐞 MLB: Relevando a mis héroes

«Deberías creer en ti misma; hay mucha gente que cree en ti»

Bibi salió de su cuarto, tarareando con una sonrisa resolutiva en su rostro. Juntó ambas manos y rio un poco para sí misma.

—¿Y si le pregunto a Toru qué opina sobre Emma directamente? A lo mejor eso ayudaría a que las cosas fluyeran con más facilidad... —planeó para sí misma, en un murmullo ilusionado—. ¡Le pediré a Cyril que me ayude!, él seguro que también se ha dado cuenta.

Al llegar al salón, un escenario inesperadamente caótico le dio la bienvenida.

—Hola, Bibi... —saludó apocado su primo Nika, que tenía un gesto sufridor, como si acabara de comerse un limón.

—¡Nika, has venido! ¿Qué te ocu...?

Segundos después, una figura menuda se apareció de detrás del muchacho rubio, cruzando los brazos y haciendo un mohín furioso; su cabello oscuro corto y desordenado y sus grandes ojos azulados.

—¿Tamika también? —Bibi ahora comprendía a qué se debía la reacción de su primo. Miró a la pequeña Tamika con expresión culpable—. Pero es que vamos a estudiar...

—¡Tamika también tiene que estudiar! ¡Estudia conmigo, Bibi! —exclamó Tamika, caminando hacia la chica como si el escaso metro que medía fuera el doble.

—Hoy no puedo jugar, Tamika —dijo ella con suavidad, agachándose junto a su primita con una sonrisa cautelosa—. Hemos quedado para estudiar todos, y...

—¡Tamika también puede estudiar con vosotros! —insistió la niña.

Marlena rio entre dientes por algo que había visto en su teléfono, consiguiendo ofender terriblemente a la niña. Cyril permanecía con la cabeza ladeada, contemplando la escena con preocupación, y Toru parecía realmente entretenido.

—Se lo he intentado explicar, pero dijo que me volvería a morder la mano si no la traía conmigo...—murmuró como explicación Nika.

—Tamika, ¿¡has vuelto a morder a Nika!? —se escandalizó Bibi, recibiendo un gesto aún más señorial de la pequeña.

—¡Juega conmigo, Bibi! —repitió, frunciendo tanto el ceño que sus cejas se juntaban.

—Será mejor que me la lleve a casa... —Nika se rascó la frente con aire cansado.

—¡No! ¡Tamika va a jugar con la prima Bibi!

Sin que ninguno se percatara, una mariposa violeta se había colado en la habitación por la ventana abierta de la cocina. Volaba ligera en dirección a las pulseras de cuerda de la muñeca de Tamika.

—¡UN AKUMA! —alertó Cyril a todos, señalando al insecto.

Bibi abrazó a Tamika, alejándola de la mariposa. Cuando pudo mirar, comprobó que la pequeña estaba sana y salva, pero el akuma había ido a parar a unas gafas.

—¡Nika, no!

Bibi y los demás vieron cómo el muchacho sucumbía al poder corrompedor de la mariposa sin poder evitarlo. La magia oscura le transformó en escasos segundos, y ante ellos se erguía una figura luminosa como una estrella con la forma de Nika, sus gafas eran ahora una máscara de neones y sus dedos brillaban igual que tubos fluorescentes amarillos.

—¿¡Nika!?

—No soy Nika... ¡SOY PENSANT STAR!

[...]

—Será mejor que me vaya ya, antes de que la cosa se ponga fea. Plagg, ¡transfór...!

—¿Alguien por aquí? —dijo una figura roja con lunares y casco sobre su cabeza, que acababa de abrir la puerta de un tirón, entrando en la habitación a toda prisa y cerrando tras ella—. Sabía que quedaba alguien más en la casa. ¿Estás bien, jovencita?